Reforma judicial: ¿Transformación o manipulación?

¿Alguien puede pensar que en la Argentina un gobernante puede querer poner amigos y “gente de su confianza” en el Poder Judicial? Ummm… Pero muchas dudas ha generado la propuesta de reforma judicial presentada por el Presidente. Es que muchas veces las intenciones proclamadas se contraponen a conductas y prácticas.

Por Dr. Alberto Montbrun – Universidad Nacional de Cuyo

Señora de ojos vendados

Que estás en los Tribunales

Sin ver a los abogados

Baja de tus pedestales

Quítate la venda y mira

¡Cuánta mentira!
Quítate la venda y llora

Porque ya es hora

(María Elena Walsh, Oración a la Justicia)

El anuncio llegó no sin curiosidades. A ver, se dijo que habría consultas pero se acompañó con el envío al Congreso de un larguísimo texto de 85 artículos y seis anexos sobre fusión de fueros y creación de cargos, lo que permite suponer que el tema está “cocinado” y será cuestión de rutina aprobarlo.

De casualidad, el día que se anunciaba esta reforma la Cámara de Diputados aprobó una ley para salvar de la persecución penal al ex dueño de la empresa Oil Combustibles, Cristóbal López. Está procesado por no depositar las retenciones por impuesto a los combustibles durante varios años. La AFIP en 2019 calculó la deuda en más de 10.000 millones de pesos. La decisión de Diputados no se podría haber tomado sin el voto crucial y decisivo del mendocino José Luis Ramón. El abogado de López se llama Carlos Beraldi. ¿Les suena?

Pero por favor, no nos engañemos. Los dirigentes políticos de nuestro país son todos muy parecidos más allá de partidos y etiquetas. Ha sido tradicional y recurrente que intenten manipular la justicia de diversos modos. Por ejemplo ampliando la Corte Suprema de la Nación o de sus provincias. Recordemos.

Carlos Menem en 1989 aumentó el número de jueces de la Corte Suprema de la Nación de cinco a nueve.

En 2010 el gobernador de Chubut, Mario Das Neves aumentó de tres a seis el número de jueces del más alto tribunal.

Gerardo Morales en 2015 llevó el número del Tribunal Superior de Jujuy de cinco a nueve miembros.

En Mendoza Alfredo Cornejo intentó ampliar la Corte de Mendoza de siete a nueve miembros. El voto en contra del legislador Marcos Niven, de su propio espacio, lo impidió.

Hace un mes, la Legislatura de Catamarca suprimió el Consejo de la Magistratura y aumentó el número de jueces de la Corte provincial de cinco a siete.

En la Legislatura de Tierra del Fuego se presentó en marzo un proyecto para ampliar la Corte provincial de tres a cinco miembros.

Pero volvamos a la reforma. Plantea, entre otras cosas, la creación de una Justicia Federal Penal con asiento en la Ciudad de Buenos Aires por fusión de los fueros Criminal y Correccional Federal y Penal Económico. A ello suma la creación de 23 nuevos juzgados federales y 23 nuevas Fiscalías en esa ciudad. Además busca crear 94 juzgados federales a lo largo y a lo ancho del país. Todo esto costará un monto escalofriante de dinero si se considera que el promedio de las remuneraciones ronda los 300.000 pesos por mes por magistrado.

Se crea además un discutible sistema de subrogancias y traslados que ya ha sido cuestionado por especialistas y magistrados de diversos fueros y de manera oficial por las Cámaras en lo Civil y Comercial Federal y la Cámara Criminal.

Finalmente se ha creado una Comisión de “expertos”, rápidamente bautizada por la irreverencia mediática como “Comisión Beraldi” en referencia a uno de sus miembros que es, al mismo tiempo, abogado defensor de la ex presidente Cristina Fernández en sus múltiples causas penales (¡El mismo de López!). Esta Comisión asesorará en diversos temas, entre otros … ¡la posible ampliación del número de jueces de la Corte!

La división de aguas en el gobierno en este tema parece evidente. El silencio más estruendoso fue nada menos que la ausencia, en el anuncio, del Secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia, Gustavo Béliz y la Secretaria Legal y Técnica Vilma Ibarra, que son las principales espadas del tema judicial del Presidente. Cosas que hacen reaparecer, una vez y otra vez, la pregunta incómoda ¿quién gobierna realmente la Argentina?

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