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Editorial: ¿Volveremos a la normalidad?

En Mendoza estamos disfrutando cierta flexibilización desde los últimos días. Nos dieron ‘permiso’ para visitar a la familia los sábados y domingos hasta las 23 hs. Abrieron algunos bares y cafés. Todo con protocolo muy estudiado y por ahora, respetado.

Seguramente al reencontrarnos con nuestros hermanos, sobrinos, padres y cuñados soltamos el barbijo y nos besamos y abrazamos como Dios manda y no el protocolo. Para muchos fue el comienzo de una liberación luego de tantos días de aislamiento, encierro y ausencias. Sentíamos con ansias volver al beso y los abrazos de los seres queridos. Algo tan normal, elemental y rutinario que de pronto nos fue vedado y por eso mismo era más anhelado aún.

La pregunta recurrente y sin respuesta es: ¿Cuándo volveremos a la normalidad? A la vida que llevábamos casi sin darnos cuenta y que la pandemia trastocó, algunos dicen que para siempre, que de ésta saldremos más empáticos y solidarios, que ya nunca volveremos a ser los que fuimos…

El Covid ha marcado un antes y un después. Como el nacimiento de Cristo que marcó la historia en A.C. y D.C. Tal vez algún historiador se anime a dividir a nuestra época en antes del Covid y después del Covid (A.C; D.C.)

Esta pandemia nos está mostrando muchas imágenes incontrastables difundidas a través de los medios. Vimos el cielo diáfano de nuestra ciudad, el monte Everest desde la llanura, gansos cruzando la Avenida Libertador, en Buenos Aires, sin ser molestados, y muchos otros animales acampando a sus anchas en diversas ciudades del mundo; el calentamiento global disminuyó y respiramos aire más puro…

El hombre se encierra y la naturaleza empieza a recuperarse. Es para pensar.

Todas las sociedades del mundo tienen una alfombra donde esconder lo que no quieren mostrar. Bajo ese tapete van ocultando o negando lo que lo les conviene ser a la vista de todo el mundo. Cada país reniega de realidades que no supo o nunca le interesó resolver definitivamente, pero están latentes bajo el tapete. Y esta pandemia levantó muchas alfombras y comenzó a mostrar al mundo esas existencias negadas.

En E.E.U.U esta semana volvió a la luz el ancestral racismo. El pueblo afroamericano vivió 200 años de esclavitud bajo el imperio británico y 100 bajo el imperio de los Estados Unidos hasta la guerra de secesión que supuestamente acabó con la esclavitud. Y 50 años para tener un presidente negro. Hoy vemos que el racismo siempre estuvo escondido bajo el tapete. Bastó que un policía blanco asesinara a un joven negro…

En nuestro país la pobreza y la marginalidad absoluta nunca fueron tema de la agenda prioritaria de ningún gobierno. Hasta que la pandemia nos empezó a mostrar lo escondido. En el Gran Buenos Aires aparecen más y más casos de infectados por el Covid. La televisión muestra en Villa Azul, doce personas viviendo en una casa precaria, sin agua potable, sin cloacas, sin alimentos ni recursos para obtenerlos. ¿Nadie sabía de esta realidad antes del Covid?

Nuestra normalidad, la de los que tenemos trabajo, un hogar decente y recursos para alimentarnos no es la misma ‘normalidad’ de todos.

¿A qué normalidad queremos volver?

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