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Deportes: Decidir por el bien de un club

El 30 de abril se celebra el Día del Dirigente Deportivo, fecha que trajo el recuerdo de varios directivos que dejaron su sello en las instituciones donde les tocó desarrollar su valiosa tarea.

Por José Félix Suárez  -  Especial para Correveidile

Dirigentes que trabajaron con dedicación, transparencia y vocación de servicio, el siguiente es un somero repaso que comienza con el Automóvil Club Mendoza, con sede en Chacras de Coria, donde Antonio Díaz Costantini -durante años su presidente- fue el impulsor del desaparecido  autódromo del Parque General San Martín, escenario del Gran Premio Vendimia en la época de oro del automovilismo mendocino. José Scordo Lara y Carlos Manzano, actual titular, le sucedieron con igual responsabilidad y la idea de recuperar un circuito de jerarquía para la actividad tuerca en la provincia.

En Luján Sport Club, el nombre de Angel Juan es sinónimo de fútbol, cuando el Granate resultó un permanente animador de los torneos de la Liga Mendocina. También los de grandes presidentes como Feliciano Gambarte y el Dr. Julio Alberto Vega en el Club Godoy Cruz Antonio Tomba, este último responsable de la clasificación del Expreso al fútbol de la AFA y forjador del camino que en la actualidad continúa José Manzur.

En Andes Talleres Sport Club ocupan un lugar especial Spartaco Castellani, quien fuera arquero del primer equipo, y Héctor Amílcar Robles, que alcanzó en 1971 un logro sin precedentes en el deporte mendocino como campeón de primera división en fútbol, básquetbol y hockey sobre patines. El entonces presidente Robles cumplió al año siguiente su palabra de construir el estadio cubierto que lleva el nombre del ex jugador Salvador Bonanno.

Don Bautista Gargantini fue el fundador del Club Sportivo Independiente Rivadavia, donde  también dejaron su impronta en distintas épocas y períodos los presidentes Salvador Iúdica,  Armando Lazzi, Jorge Edgardo Nanclares, Luis Jorge Dávila y Enrique Nanclares, además de Walter Bragagnini, conocido como “el padre de la Ciudad Deportiva” porque donó los terrenos sobre los que fue construido el club.

En Gimnasia y Esgrima se recuerda al ingeniero Salem Eduardo Nazar y al “Maestro” Víctor  Antonio Legrotaglie. Por el Lobo también pasaron directivos como Héctor Tito Guzzo, sus hijos Hugo y Jorge, los empresarios Samuel Kolton y Luis Menotti Pescarmona, Carlos Cailly y en estos tiempos, Fernando Poretta.

En otras disciplinas, Emilio Palero Infante en tenis de mesa y titular de Gutiérrez Sport Club en sus comienzos; Emilio Menéndez primer presidente del Atlético San Martín o Esteban Costantini; Joaquín Malnis, Rufino Menéndez y Jorge Saguán en Deportivo Guaymallén; el Dr. Carlos Aguilar en Leonardo Murialdo; Felipe Bellene y Jorge Armando Lito Silva en Deportivo Maipú; Pedro Pettignano en Murialdo y Francisco Coccioni durante más de 20 años como titular de la Liga Mendocina de Fútbol.

También es justo reconocer a Federico “Fico” Villafañe, presidente de la agrupación de rugby  “Tortugas de Cuyo” (1983-1999); Líbero Marmili, organizador de los épicos Cruces de Los Andes que consagraron a Ernesto Antonio Contreras  y Francisco Chila. En básquetbol, Marcos Seltzer, Aníbal Mario Cerioni y Mario Rodolfo Díaz, quien puso de pie al club San José cuando estaba a punto de desaparecer.

Un párrafo especial para el Dr. José Eduardo Nazar que completó más de tres décadas en la presidencia del club Mendoza de Regatas, acompañado como asesor por su hermano Elías. En boxeo la mención alcanza a Ramón A. Juárez, el Dr. Bernal y Francisco Damián Morillas, árbitro de fútbol y box. Para destacar, el esforzado trabajo de Mario Antonio Garelli en la dirección del club  Carlos J. Garelli, en homenaje a la memoria de su fallecido hermano, y Humberto Mario Pagano, al frente de la Confederación Mendocina de Deportes.

La escuela

Andrés José Salinas, ex jugador e histórico dirigente de las bochas mendocinas, recibió el año pasado un homenaje el 30 de abril en la Legislatura de Mendoza y comentó a Correveidile que: “Ya casi no hay dirigentes deportivos, se ha desvirtuado su tarea y se ha convertido en una raza en extinción. Para un buen dirigente la mayor satisfacción debe ser alcanzar el éxito general y permanecer en el recuerdo como una buena persona. Para lograrlo es fundamental el desinterés económico, la transparencia, la honestidad y el valor espiritual que puedan mostrar a la hora de tomar decisiones. En mi modesta opinión, lo ideal sería la creación de una escuela de dirigentes deportivos que forme y eduque, para que se puedan formar nuevos directivos en la disciplina que sea”.

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