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Copas refrescantes: Los vinos del verano

En época estival es grande la tentación de refrescarnos con diferentes bebidas. Pero para quienes disfrutan del vino, nada mejor que uno a temperatura adecuada, para que nos acompañe en mesas y terrazas y también en la playa.

Por Silvia Avagnina

Hay vinos que se adaptan a diferentes épocas del año, pero también épocas para esos vinos. Y el verano es una de las que admite vinos frescos e invita a disfrutar de blancos jóvenes con aromas delicados, rosados con dejos a frutas frescas, cítricas y por qué no, de algunos tintos de carácter suave. Entre los varietales blancos encontramos secos, dulces, frutados, florales, espumantes, gasificados, y toda una gama para satisfacer los diferentes gustos de los consumidores dentro de un rango de gran calidad como el que ocupan los vinos argentinos.

Algunos varietales para apreciar

*Chardonnay, con personalidad compleja o fresco y floral: En su estilo fresco es liviano, con predominio de frutas de carozo, flores y algo cítrico. La complejidad aparece luego de una estancia en barricas de roble y se presenta untuosa, con sabores mantecosos y frutas tropicales; intenso, persistente en boca, con impronta de pan tostado. Cuando en sus uvas se busca un principio de sobremadurez, resaltan sabores a miel.

*Chenin, un vino prometedor: Ofrece una amplia gama de estilos, desde secos hasta dulces y es interesante su aporte en los espumantes, en assemblage con Chardonnay o Semillón. Es agradable por su equilibrada acidez. Se aprecian aromas y sabores como membrillo, manzana, durazno, acacia. Elaborado para ser consumido joven, exhibe notas de pera y ananá.

*Riesling, un vino atractivo: Sus aromas y sabores resinosos mezclados con un dejo a flor de retamo, hacen que lo disfrutemos solo o acompañado de comida ligera. Es agradable de beber como seco, aunque posee una acidez acentuada que resulta agresiva para algunos consumidores, o bien en su versión dulce, es complejo, untuoso, estructurado.

*Sauvignon Blanc, salvaje y aromático: Su acidez combina cítricos de pomelo y lima; por su frescura es que hace honor a su nombre silvestre. Aromas entre frutal, boj y herbáceo, con dejos a ruda. Recuerda también a las grosellas, al sauco, a las setas y a las flores.

*Semillón, untuosidad y dulzura: Se lo utiliza con éxito en cortes para espumantes. Como único protagonista, ofrece vinos cremosos, con gran potencial de envejecimiento. Presenta aromas de hierba recién cortada, frutas de carozo, cítricos. Cosechada la uva con buen punto de madurez, aparece la miel y cera. En boca es armónico, redondo y de gran complejidad.

*Torrontés, el azahar de los vinos: Perfume de flores, hierbas verdes, naranja, rosa, uvas moscateles y cera de abeja acompañan a este vino que nos deleita bebiéndolo bien frío como aperitivo. Por su frescura y dulzura, su singularidad se adapta a un público joven.

*Traminer (Gewürztraminer), el vino especiado: En boca es armónico, fresco, ligero, de baja acidez. Con toques especiados y picantes y características aromáticas que recuerdan a maracuyá y rosas. Se perciben frutas tropicales, especias, cítricos, flores. Posee textura untuosa y es muy persistente en boca.

*Viognier, cada vez más conocido: Sus aromas evocan a flores con un toque cítrico que recuerda la magnolia. Asimismo algunos aromas frutales como damasco y melón. En la boca es complejo y untuoso. Interesante para beberlo joven con esas características pero si pasa fugazmente por roble, se presenta como concentrado y voluminoso, con buena capacidad para evolucionar favorablemente en el tiempo.

*Rosados: Podemos disfrutar de una amplia gama con tonalidades y aromas diversos. Los tonos desde piel de cebolla hasta rosa intenso, hacen furor en la playa y en las barras entre los jóvenes. Estos vinos son frescos, muy frutados.

¿Y las variedades tintas? Un Pinot Noir, con su débil tonalidad y su discreto sabor a frutos rojos nos invita a refrescarnos, al igual que un Sangiovesse, con aroma y sabor a rosas.

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