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Consejos a la hora de elegir una escuela de verano

Se acercan las vacaciones y pensamos en la mejor manera de ocupar el tiempo libre de los chicos. La colonia de vacaciones o escuela de verano, ¿es una buena opción?

Por Laura Georgina Romero

Pues, sí. Es una opción frecuente y válida, siempre que ofrezca el cuidado y la contención socio-emocional necesarias para nuestros niños, que tenga propuestas físico-motrices, recreativas, de vida en la naturaleza y que inicie o continúe con los conocimientos de natación y las actividades acuáticas, que es lo más requerido por los padres.

La colonia de vacaciones es una propuesta más extensa e intensa, ya que comprende doble turno o jornada completa; mientras que la escuela de verano propone medio día, compartiendo actividades de cuatro horas diarias. Esta última es la que está institucionalizada en los clubes y entidades de nuestro medio. No debemos olvidar las ventajas que nos brindan estos programas lúdicos, que además de impulsar el desarrollo de diferentes habilidades motrices, promueven la integración de valores como el compañerismo, el respeto mutuo, el trabajo cooperativo y en equipo, la comunicación, la creatividad y la socialización.

Para algunos papás la elección es sencilla; pero para los que optan inicialmente por esta experiencia, debería ser más pensada y no tan simple. Les recordamos algunos aspectos relevantes a la hora de elegir una escuela de verano para nuestros hijos:

  • Las instalaciones: Verificar los espacios de trabajo, que sean amplios, de césped natural, que estén delimitados y señalizados con el fin de que los niños (sobre todo los más chiquitos) tengan referencias espaciales para su seguridad. Es importante consultar dónde juegan los niños en días de lluvia o mal tiempo.
  • La piscina debe estar cercada, señalizada, contando con un guardavidas que supervise y visualice permanentemente las actividades dentro de la misma.
  • Los baños y vestuarios tienen que estar en condiciones e higienizados, con personal que los cuide constantemente.
  • No olvidemos controlar que la institución posea asistencia médica de urgencia en caso de accidentes.
  • El proyecto: Es importante conocer de qué se trata y cuál es su finalidad. No debe ser una guardería de verano, por el contrario, las actividades deben ser planificadas y organizadas, y la oferta deberá poseer mucho contenido lúdico atractivo, variado y motivador al aire libre dentro de un marco reglado, para que los chicos puedan disfrutar toda la temporada de vacaciones. En la propuesta no puede faltar el clásico “Campamento”, en el que se desarrollan valores significativos en cuanto a la convivencia y a la vida en la naturaleza, ayudando a formar conductas independientes y autónomas.
  • Debemos asegurarnos de que los coordinadores y/o directores del programa de verano, posean el título de Profesor de Educación Física, ya que son los más capacitados para desarrollar esta tarea.
  • La organización: Cada niño debe poseer una ficha médica con los datos más importantes en cuanto a su salud física.
  • La cantidad de niños por grupo es fundamental. Debe asignarse un profesor cada diez niños, con el objeto de lograr un buen control y seguridad, sobre todo en el medio acuático y en las clases de natación.
  • Finalmente, estemos atentos a las necesidades o inquietudes de nuestros hijos; permanezcamos comunicados con los docentes y guías de grupo, acompañando este proceso que para muchos niños es novedoso y desafiante.

*Profesora de Educación Física y Psicomotricista.

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