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La experiencia de una clase sobre ruedas

La convocatoria se difundió por redes sociales y acompañaron a los estudiantes de arquitectura, los profesores arquitectos Oscar Razquin y Verónica Escudero, y el ayudante Leonardo Galante. Por interés personal al programa se sumó el ingeniero Daniel Navarro, el arquitecto Eduardo Menengazzo y el ciclista Darío Dehesa.

El 29 de agosto, como en años anteriores, la cátedra de Movilidad Urbana de la carrera de Arquitectura de la Universidad de Mendoza realizó una clase abierta y sobre ruedas. La experiencia, en esta ocasión, tuvo lugar en el Distrito Vertientes del Pedemonte.

La iniciativa se desarrolla para motivar a los alumnos en el proceso proyectual e invitar a la ciudadanía a recorrer distintos ámbitos con la intención de mejorarlos. Propiciar el contacto directo con la movilidad y sus preocupaciones es otro de los objetivos propuestos.

La actividad se inició en la estación de servicio de Panamericana y camino La Unión, donde los alumnos, arquitectos e ingenieros mantuvieron un breve encuentro con Javier Pittau, hijo de Magdalena Pérez Guilhou, quien presentó la zona y aporto información relevante sobre los primeros vecindarios y su evolución.

Avanzando por La Unión, se detuvieron en la zona ferroviaria y del cauce al oeste de la ruta, donde se describieron acciones previstas por el proyecto de la DPV para este sector de la RPNº82.

En la delegación municipal, Adriana Agüero recibió al grupo y describió el proceso de crecimiento que experimentó la zona, aportando datos muy útiles sobre el funcionamiento y la organización social local, los servicios públicos disponibles, la tarea de la delegación y sus dificultades, remarcando siempre la valoración de muchos lugareños por el medio natural. El testimonio de Adriana fue muy importante para entender el comportamiento de los habitantes y la relevancia de los referentes vecinales en la gestión del territorio.

En el recorrido se apreciaron diferentes formas de apropiación del espacio por parte de cada vecindario y de este modo, la clase se cargó de información en cada detención, en cada tramo de pedaleo, bajando y subiendo hasta llegar a lo de Nora.

La vecina del conjunto Terrazas recibió a la clase completa con enorme simpatía y generosidad, y compartió también su paz y la del lugar. Nora mostró su cálida vida, abriendo sus puertas a estos ciclistas que le tomaron cariño en cada relato.

Su vivencia resultó muy particular y atractiva, con respuestas arquitectónicas ingeniosas y funcionales: acondiciona su casa con una estufa Roket, que mantiene el ambiente cálido y confortable; utiliza paneles solares para abastecer de energía la vivienda y tiene un vivero que funciona de filtro natural y regulación bioclimática. Además, utiliza sistemas constructivos basados en reciclaje para sectorizar espacios, entre otros detalles encantadores de su mundo cotidiano consciente.

Finalmente, en Espacio Jereb, que generosamente abrió sus puertas para el evento, la gastronomía, el arte y la arquitectura se conjugaron para cerrar la experiencia y saborear las ideas de los participantes, quienes confían en el poder de las utopías y los sueños para cambiar el mundo. Así culminó esta instancia vivencial del proceso proyectual y la catedra seguirá trabajando dentro y fuera del aula para aquel sector de Luján de Cuyo.

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