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Editorial: ¿Para qué sirven los días internacionales?

El 5 de junio fue establecido por la la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como el Día Mundial del Medio Ambiente. Se celebra desde 1974.

Entre los objetivos de esta celebración figuran: Motivar las personas para que se conviertan en agentes activos del desarrollo sustentable y equitativo, promover el papel fundamental de las comunidades en el cambio de actitud hacia temas ambientales y fomentar la cooperación para que el medio ambiente sea sostenible, pues esta garantizará que todas las naciones y personas disfruten de un futuro más próspero y seguro.

Como casi todas las Declaraciones de la ONU, estas terminan sólo en buenas intenciones y palabras bonitas. Lo cierto es que en los últimos 40 años hemos producido más basura y contaminado más que en toda la historia de la humanidad.

No alcanza con que cada 5 de junio las escuelas se llenen de afiches promocionando el cuidado del medio ambiente, o que algún político nos haga escuchar un discurso sobre el tema. Ya sabemos que el día después todo sigue igual o peor. Sólo basta caminar por el centro de la ciudad para ver las acequias repletas de botellas de plástico, latas, papeles, etc. Resulta paradójico que todos poseamos la información sobre el tema y sigamos viviendo sin reflexionar, sin hacer carne propia que el planeta no es nuestro, que sólo somos una parte ínfima de él. Continuamos ‘escupiendo al cielo’ distraída y egoístamente.

Estamos inmersos en una sociedad consumista. Nos domina la economía lineal: producir usar y tirar. Este modelo de producción y gestión de recursos bienes y servicios que busca potenciar un consumo a corto plazo está llevando al planeta a una situación insostenible. El sistema económico vigente desmarca diametralmente del ciclo de la vida de la naturaleza y choca contra el desarrollo sostenible, enfocado a largo plazo. En la naturaleza no existen la basura ni los vertederos: todos los elementos cumplen una función de manera continua y son reutilizados para su aprovechamiento en diferentes etapas.

En un modelo de economía lineal, los fabricantes de bienes tienen gran responsabilidad. Saben que tienen que fabricar artefactos con obsolescencia programada. Un lavarropas o una heladera no puede funcionar más de tantos años. Se tienen que romper y ser reemplazados por artefactos nuevos. Así se aseguran la cadena de consumo y productividad. Tal vez, el ejemplo más claro sea el de la telefonía móvil. Hay más teléfonos celulares que habitantes en nuestro país. Caducan, promedio cada dos años.

Frente a esto hay gestiones de gobierno que optaron por la economía circular. Esta busca utilizar la mayor parte de materiales biodegradables, para que estos puedan volver a la naturaleza sin causar daños medio ambientales al agotar su vida útil. Los residuos se convierten en recursos, se reutilizan ciertos residuos o partes de los mismos para la elaboración de nuevos productos, la reparación: encontrar una segunda vida a los productos estropeados, el reciclaje: utilizar los materiales que se encuentran en los residuos. Un solo ejemplo, para terminar: el municipio de Rafaela lleva varios años aplicando la economía circular.

Hay varias cooperativas para reciclar vidrios, cartones, plásticos y residuos domiciliarios. Hay un día para sacar del domicilio residuos húmedos y otro para los sólidos. El recolector pasa por un scanner la bolsa, si no corresponde al día indicado no la retira.

En fin, se puede ser más amable con nuestro planeta.

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