Archivo | febrero 22nd, 2019

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Argentina: Productora de excelentes tintos de corte

Regiones definidas por sus características de clima y suelo dan como resultado varietales extraordinarios que son aprovechados por los enólogos para reunirlos y brindar productos que cautivan.

Por Silvia Avagnina

Los vinos de corte, blends o assemblages, según sea la denominación española, inglesa o francesa, responden a la reunión de diferentes uvas que el enólogo elige para definir un estilo de vino según su criterio. Es todo un desafío crear un vino a partir de varios otros, aplicando diferentes técnicas.

El objetivo es exaltar al máximo el carácter de las uvas protagonistas, teniendo en cuenta el lugar de donde provienen, jugando con aromas y sabores para armar un cuadro complejo que expresará características del terroir y su proceso de elaboración. Son muchas las posibilidades que tiene el enólogo de combinar distintos porcentajes, dando lugar a un nuevo tipo de vino cada vez que se modifican las cantidades por mínimas que sean.

La crianza en barricas no es un tema menor y entran en juego la diversidad de maderas, tostados, edades de las barricas y tiempo de permanencia: todo confluye para lograr mayor equilibrio, balance y complejidad.

Los vinos de corte pueden ser el resultado de una fermentación conjunta de diferentes variedades o bien la mezcla de vinos luego de la elaboración, es decir, vinos terminados. Estos últimos pueden ser el resultado de un puñado de distintas variedades o bien la reunión de un mismo varietal, de varias añadas.

En el caso de la elaboración conjunta, se busca crear el blend desde el inicio y se fermentan las uvas al mismo tiempo, donde se combinan sus propiedades. Este modo presenta el inconveniente de definir qué porcentaje de cada uva es utilizada. Por otra parte, las variedades no maduran al mismo tiempo por lo que se debe jugar con uvas de diferentes regiones, más cálidas o más frescas, que van a modelar el producto final.

La elaboración por separado permite trabajar cada variedad siguiendo los procesos que mejor se adaptan a cada una, teniendo en cuenta los parámetros desde el viñedo, la cosecha con sus puntos de madurez óptimos, la fermentación adecuada y toda una serie de consideraciones que el profesional conoce desde su experiencia. Los vinos terminados, combinados luego entre sí, unirán las propiedades de una cepa con las de otra hasta llegar al punto máximo de complejidad posible.

En nuestras regiones, particularmente en Mendoza, la diversidad de suelos, alturas y clima dan como resultado la posibilidad de cultivar una amplia gama de cepajes para elegir y combinarlos, según el año climático. Ciertas variedades se transforman en íconos y por lo tanto son utilizadas en cortes con otras que complementan su carácter y aportan complejidad.

Entre los cepajes que intervienen en los blends argentinos podemos mencionar Bonarda, Cabernet Franc, Cabernet Sauvignon, Malbec, Merlot, Petit Verdot, Pinot Noir, Syrah, Tannat, Tempranillo, en sus diferentes proporciones, que pueden llegar hasta un 1%, que increíblemente, deja huella.

El consumidor puede optar por degustar estos excelentes vinos de corte, prestando atención a la información de la contra etiqueta, donde se consignan las variedades intervinientes, los porcentajes y la descripción del producto. Si tiene conocimiento en vinos, seguramente podrá reconocer algunos de ellos e interpretar mejor su esencia.

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