Archivo | febrero 18th, 2019

El Poder Judicial se suma al nuevo Parque Cívico -->

El Poder Judicial se suma al nuevo Parque Cívico

A través de un comodato firmado por el Intendente Omar De Marchi y el Presidente de la Suprema Corte de Justicia de Mendoza, Dr. Jorge Nanclares, la comuna dispuso cederle en préstamo al organismo una superficie de aproximadamente  950 metros cuadrados en el predio donde funcionará el Parque Cívico de Luján de Cuyo, ubicado en calle Boedo 385 de Carrodilla.

La Justicia Provincial destinará el espacio cedido al funcionamiento de los dos Juzgados de Familia con sede en Luján de Cuyo, y también, en terrenos del predio, se destinan 500 mts. cuadrados para construir, en una segunda etapa, las oficinas destinadas al funcionamiento de los dos Juzgados de Paz, que operan en el departamento.

Recordemos, que este año la Municipalidad de Luján de Cuyo, se trasladará con todas sus dependencias al Parque Cívico ubicado en Carrodilla. Este nuevo Parque se desarrolla bajo el concepto de centro concentrado digitalizado..

En una primera etapa se concentran actividades públicas, incluyendo los juzgados viales, servicios bancarios, ANSES, y otras oficinas de servicios provinciales y nacionales en el edificio existente.

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Esquinas del pasado: Pueyrredón y Viamonte -->

Esquinas del pasado: Pueyrredón y Viamonte

Este cruce fue el límite entre lo urbano y lo rural en el pueblo.

Por Onelia Cobos

Abordar la calle Pueyrredón era salirse del casco de la villa que de algún modo terminaba en la esquina de la Virgen, sobre Viamonte. La población urbana se circunscribía a los negocios alrededor de la Plaza y a aquellos sobre calle Mitre, terminando en la vieja estación Paso de los Andes, hasta donde siempre llegó “La Cita”, el único transporte público que iniciaba el recorrido en la esquina de López y Elías en la esquina de Almirante Brown y Viamonte, otro límite ciudadano.

Abordar el ómnibus significaba consultar el horario escrito de sus frecuencias que la propia compañía de transporte entregaba a sus usuarios. Las frecuencias oscilaban entre los 45 y los 55 minutos, a veces una hora.

No había banco en esa época temprana, y la farmacia, la escuela, la policía, el registro civil, el médico, la bicicletería,  se concentraban a sólo una o dos cuadras de la Plaza,  en dos o tres calles partiendo del casco mismo.

Un ahora viejo vecino, Julio César Arenas, hijo de Tomasa, la dueña del almacén de ramos generales que supo tener en calle Pueyrredón, suele recordar que a los vecinos que vivíamos a sólo una o dos cuadras de la Plaza se nos consideraba los vecinos ciudadanos y al resto, los de “más allá”, los rurales.

Cuando viajábamos a la escuela secundaria (no había secundaria en ese entonces), nos gustaba caminar hasta la esquina de la Virgen, que siempre estuvo allí, porque en esa parada conseguíamos asiento. Al llegar a calle Mitre, el ómnibus se llenaba de pasajeros, estudiantes y empleados que trabajaban en la ciudad.

En invierno, a las 7 de la mañana, era oscuro y solitario caminar esa distancia desde Mitre a Pueyrredón y Viamonte, pero gozábamos en aquellos tiempos del milagro de la seguridad. Esa distancia emblemática nos envolvía en el aroma de los viñedos cargados de rocío sin casas que interrumpieran el manto verde.

Dos eternos caballos blancos disfrutaban del festín de hierba mañanera cuando pasábamos y los saludábamos como a dos amigos más.

Hoy ha amanecido la emblemática esquina con grandes máquinas topadoras desarmando el pavimento de la misma para ampliar el área. El presente ha traído una explosión demográfica inmanejable que exige buscar espacios para desatar nudos de tráfico atascado en las horas picos y en otras también. Cada bocado de suelo que las máquinas levantan al romper el suelo del lugar parece soltar viejas memorias  dormidas bajo las piedras.

Ensancharán los enlaces de las calles, se desplazarán cada vez más autos, más 4×4, más ómnibus. Se acomodará el hoy dinamizado de alguna forma al ayer de quietud y calma.

El nuevo transporte encontrará su camino, pero siempre la Virgen nos recordará lo que fuimos en su esquina: la tranquila y segura espera, el encuentro vecinal y amigo en las calles y negocios. El disfrute de aromas en las calles, la pausa del tiempo no contaminado de velocidad.

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