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Cine: Maratón de series en los ’60

Segunda parte de un recorrido por producciones televisivas que marcaron una época con historias que nos mantuvieron prendidos a la pantalla.


Por Lic. Patricio Pina*

Si creemos vivir en el paraíso de las series, basta viajar en el tiempo para notar que antes, aunque la oferta era infinitamente menor,  teníamos de sobra para ser felices. Sigamos recordando (o descubriendo) momentos inolvidables frente a nuestros  televisores.

“Los Locos Addams”. Aunque contemporánea a otras familias modélicas, que trasladaban juguetonamente el optimista american way of life de los sesenta a otras épocas (las sitcom animadas Los Picapiedras y Los Supersónicos), Los Locos Addams hacen la diferencia por varias razones.

El riguroso blanco y negro es un adecuado gesto retro – pop que acompaña al estilo decimonónico de la mansión familiar y, sobre todo, remite sin rupturas al cine de terror clásico de los ‘30. Este mundo tenebroso, absorbido y regurgitado en el cine de los ’60, encuentra en la TV su parodia más eficaz y perfecta, incorporando sus tics a un adorable clima familiar.

En ese contexto, la planta carnívora, el Tío Cosa, Largo y el gran Dedos eran vistos como excentricidades de gente rica por el resto de los personajes incidentales de la serie, un bello delirio de un mundo de ficción que ridiculizaba cualquier intento de racionalización, un tiempo que ya no volverá porque su inocencia murió hace rato. Recordar su jingle de presentación siempre me arranca una sonrisa.

“Los invasores”. Al comenzar cada capítulo, una voz en off resumía los hechos con precisión dramática: “Los invasores. Seres extraños de un planeta que se extingue. Destino: la Tierra. Propósito: adueñarse de ella. David Vincent los ha visto. Para él, todo empezó una noche en un camino solitario, cuando buscaba un atajo que nunca encontró (…)”.

Fines de los ‘60: la Guerra Fría como contexto geopolítico, los malos son iguales a nosotros (¡aunque no pueden doblar el dedo meñique!) y David Vincent es el único que sabe la verdad. Antes de que la paranoia fuera una constante en las series, “Los invasores” la llevaron al lugar más alto con recursos escasos y el anticomunismo como aliado.

“Misión imposible”. Antes de que Tom Cruise llevara este asunto a la pantalla grande, hubo un cassette que humeando se autodestruía en cinco segundos, un fósforo que relampagueaba y una mecha encendida que siseaba hasta fundirse con la genial creación musical de Lalo Schifrin. Toda esa secuencia inicial dejaba planteada una situación compleja, a priori imposible de resolver en un tiempo acotado. La mecha, al encenderse, ponía en marcha una suerte de cuenta regresiva que debía ser detenida, la inminencia de un final destructivo que funcionaba como un thriller contrarreloj. Siempre el sabio Peter Graves coordinaba todo y, comparada con la actualidad, la escasez de recursos tecnológicos en aquellos años potenciaba las fichas del factor humano, otro punto que me acercaba a aquellas retorcidas aventuras.

¡Feliz año!

*El autor es Rector de la Escuela Regional Cuyo de Cine y Video.

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