La artista es la autora de la última muestra individual del espacio de Maipú.

La muestra que actualmente expone Silvia Basso en Bodega SinFin la mantuvo conectada a lo largo del 2017 con su femineidad. De ese gran tema, tan personal, salieron las bailarinas que conforman “Cuerpo y alma”.

A partir de una serie de fotografías que la artista tomó y en la que una alumna -también bailarina- ofició de modelo, resultaron las obras exhibidas. Así es como en el espacio de arte de la bodega están las quince instantáneas y las once pinturas en mediano y gran formato donde óleos y acrílicos fueron los materiales.

“Mi lugar de trabajo es siempre íntimo. Primero mancho y a partir de ahí voy descubriendo lo realista, en este caso, y veo qué proceso me dicta el cuadro. Él me manda a mí y no a la inversa. A partir de esa observación sigo trabajando para que el fondo y la figura tengan sentido y estén integrados”, comparte la artista.

Chacras de Coria es su entorno vital, el mapa por el que circula y en el que tantas veces escucha los silencios. Las plantas nativas han sido tema de sus obras, como también los árboles y la naturaleza envueltos en la abstracción de sus pinturas, donde la observación es siempre presencia.

Para Silvia Basso la pintura profesional comenzó en 1997 cuando dejó de lado su otra actividad y centró su labor permanente en el trabajo artístico. Ya con dos décadas de trayectoria, los aprendizajes que le dieron su paso por el taller del maestro Angel Gil, el compartir con otras colegas y desde hace quince años abocarse a su labor individual conforman la memoria de su camino por el arte. Importantes muestras en el exterior, y exposiciones colectivas en Mendoza y en Argentina le han dado visibilidad a lo que hace, que siempre va por más.