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Editorial: Sarmiento y los maestros

Los argentinos tenemos la extraña costumbre de festejar el día de la muerte de los próceres. El Día de la Bandera, el 20 de junio: muerte de Manuel Belgrano, el 17 de agosto muerte de San Martín, 17 de setiembre Día del Profesor -muerte de Estrada-, el Día del Maestro el 11 de setiembre: muerte de Domingo Faustino Sarmiento. En fin, ¿no sería más sensato festejar la fecha del natalicio que el de la muerte? ¿Está bien realizar un festejo porque se murió Sarmiento? ¿En cuántas escuelas se realiza un acto patrio el 15 de febrero, fecha de su nacimiento?

Sin dudas, Sarmiento fue uno de los hombres políticos más prolíficos de la Argentina. Fue escritor, docente, periodista, militar y estadista. Gobernador de la provincia de San Juan, presidente de la Nación Argentina, senador nacional y ministro del Interior.

El primer censo en el país lo hizo Sarmiento en el año 1869, a los seis meses de haber asumido la presidencia. Población: 1.830.000; Analfabetos: 87%.

Ante estos datos le dijo a sus ministros: “Voy a proclamar mi primera política de Estado por un siglo: escuelas, escuelas, escuelas”.

En su gestión de gobierno construyó 1.117 escuelas (una cada dos días, contando sábados y domingos) más la escuela naval, el Colegio Militar, la compra de la flota de mar…

Además de edificios escolares, son indispensables maestros bien formados con verdadera vocación. No es tarea sencilla dedicarse a la docencia, nunca lo fue. Históricamente los docentes nunca fueron remunerados dignamente. Una probable explicación de esta realidad es que fue una tarea desempeñada mayoritariamente por mujeres, por lo tanto, su salario era considerado como un mero complemento al que recibía “el jefe del hogar”: el marido. La maestra trabajaba sólo para ayudar a su cónyuge que, supuestamente, sí recibía un sueldo digno.

Todos los gobiernos, sin excepción, han aceptado públicamente, que los sueldos docentes son insuficientes. Todos hacen “el mayor esfuerzo” para remediar esta realidad. Pero todo son puras palabras o falsas promesas. De igual modo, todos los gobernantes se llenan la boca con discursos grandilocuentes diciendo que la educación de nuestros niños es fundamental para la patria. Y todo sigue igual…

La mayoría de los maestros realiza una labor silenciosa, sacrificada y casi solitaria. En las escuelas el docente debe cumplir múltiples funciones, además de la específica que es educar. Lo hace porque su vocación se lo manda. Muchas veces debe recurrir a su magro salario para solventar gastos que deberían correr por parte del gobierno. Conocemos a muchos docentes que consiguen calzado para sus alumnos o abrigo y hasta los útiles escolares para que el niño haga sus tareas.

El docente conoce bien sus derechos, la mayoría está sindicalizado. Pero las protestas siempre terminan con descuentos. La histórica “carpa blanca” fue la protesta más larga de la lucha docente. Fue emplazada el 2 de abril de 1997 frente al Congreso de la Nación, y retirada el 30 de diciembre de 1999 (un total de 1003 días), luego de promulgada la Ley de Financiamiento Educativo.

Desde este espacio nuestro reconocimiento a todos los docentes que silenciosamente engrandecen la Patria con su silenciosa labor.

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