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Movilidad Urbana: La ciudad de la que queremos ser parte

El desplazamiento físico de las personas en Chacras de Coria no es un tema menor y pensar nuevos modos armónicos de trasladarnos es un asunto aún pendiente. Dos arquitectos nos ayudan a analizar el territorio desde una escala más humana y comparten sus impresiones.

Fotos: Javier Gallar


“Chacras de Coria es un claro síntoma de lo que sucede en las ciudades modernas”, introduce el arquitecto Oscar Razquín, de la cátedra de Movilidad Urbana de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Mendoza. Junto a la profesora (también responsable de la materia) y vecina de Luján de Cuyo, Verónica Escudero, y un grupo de alumnos, llegaron al distrito por cuarta vez con intenciones de recorrer en bicicleta algunas zonas de Chacras de Coria e identificar espacios públicos abandonados de suma importancia para resolver el problema de la movilidad urbana más allá de la escala del auto.

En esta clase abierta al público, el camino trazado tuvo como punto de partida la Plaza General Espejo y continuó por la ciclovía de calle Italia hasta los terrenos del ferrocarril pasando por el Canal Viamonte. El equipo de estudio tomó Monte Líbano, Besares y bordeó el Canal Cacique Guaymallén, donde en un futuro pasará el metrotranvía. “Intentamos recorrer los terrenos del ferrocarril hacia el norte y como no pudimos, hicimos lo mismo hacia el sur. Pasamos por Alzaga, Pueyrredón, Almirante Brown, Medrano, Benito de San Martín y Mitre”, comparte Verónica.

La movilidad urbana abarca todos los medios de transporte: el peatón, la bicicleta, la moto, el automóvil y el transporte público en sus distintos niveles. Así como en el Gran Mendoza es cada vez más difícil acceder al centro en auto, la situación se agrava cuando cada vez más habitantes se trasladan a vivir a la periferia en busca de una mejor calidad de vida, seguridad o espacios libres. Este fenómeno que empezó a producirse a partir de la década del ‘80 y ‘90 tuvo como protagonista al auto y como paradigma, al modelo norteamericano de retirarse de la ciudad para instalarse en barrios alejados, muchos de ellos privados.

“Una de las zonas más impactadas fue y es Chacras de Coria, Luján de Cuyo y Maipú, con el agravante de que deben hacerse cada vez más vías y en su mayoría los habitantes se trasladan en auto hacia el centro. Se genera así un círculo vicioso en el que cada vez hay más vehículos particulares en la periferia. Cuando uno viene a analizar qué sucede, nota cómo el auto ha ido rompiendo el espacio urbano y se ha apropiado del espacio público sin una idea clara de qué hacer con la movilidad en la ciudad”, expone Razquín.

En los espacios públicos abandonados y desconocidos como los laterales de los zanjones y las viejas vías del ferrocarril, estos arquitectos ven una gran oportunidad para diseñar un concepto “distinto” de movilidad. Así como el Gobierno de Mendoza proyecta un sistema troncal de Luján a la Ciudad a través de la vieja ruta del tren, estos profesionales consideran que la red de transporte público debe ir acompañada de espacios públicos atractivos y seguros.

“Es importante esbozar qué tipo de ciudad queremos. Si una más compacta o una extendida. Si seguimos en una ciudad basada en el auto o pensamos en otras formas de movilizarnos”, apuntan los docentes en relación a esta problemática que sostienen, debe resolverse de modo integral. Como vivir en comunidad es parte de un sistema de relaciones, contemplar la contaminación ambiental, la congestión del tránsito y el endeudamiento en obras viales no deben ser asuntos menores y es por eso que los catedráticos sugieren la necesidad de aprovechar los recursos para beneficiar a una mayor cantidad de usuarios mediante otras formas de desplazamiento y no sólo al modelo de movilidad que plantea el auto.

“Así es como el objetivo fue visitar los espacios vacíos que tiene Chacras de Coria con potencialidad de ser usados para complementar el sistema de movilidad urbana como es el metrotranvía. Estos sitios vacíos que acompañan las vías y los canales tienen la posibilidad de conectar puntos importantes y de alimentar los centros de transferencia”, dice Verónica. “Si bien la bicicleta es una alternativa que se instala cada vez más en la sociedad, la infraestructura no ha sido adaptada para contener ese modo de desplazamiento. Sería bueno contar con eso, pero además disponer de un sistema público de transporte que tenga la misma jerarquía que una autopista”, añade.

Razquín asegura que el problema tiende a agravarse y que la planificación urbana es una tarea pendiente. “En Chacras de Coria se le vive dando la espalda a los lugares por donde antes pasaba el tren, así como a los canales y los cauces aluvionales. Por aquí no se puede caminar porque las veredas han sido invadidas por la propiedad privada o porque no existen. Querés andar en bicicleta, no podés porque te pisan los autos. Querés andar en auto, las calles están congestionadas. Querés andar en transporte público de pasajeros y son muy largos los tiempos de viaje. No hay una única solución posible, pero esto que compartimos es parte de lo que proponemos”.

El grupo de Movilidad Urbana que recorrió Chacras de Coria.

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