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Sobre la Patria y los Mundiales

El Deporte Nacional argentino es el pato, no el fútbol. Así lo establece la ley Nº 27.368 de la Nación por ser el único que se practica única y exclusivamente en la Argentina. Actualmente está perfectamente reglamentado y cuenta con una Federación Nacional. Se comenzó a jugar en el siglo XVII y aún hoy se lo practica.

El fútbol es un juego inventado por los ingleses que se introdujo en la Argentina en el siglo XIX. Todos sabemos muy bien en qué consiste este deporte, pocos saben cómo se juega al pato. El fútbol es el deporte más popular en nuestro país y seguramente el que más se practica. Esto tiene muchas explicaciones. No hacen falta muchos recursos: basta una pelota, aunque sea de trapo, y un espacio para correr tras ella.

Si no se consiguen once jugadores los participantes arman sus propias reglas. En todos los barrios de nuestro país hay algún potrero habilitado para jugar al fútbol. En cambio, para jugar al pato hacen falta caballos y buenos jinetes, además de un espacio grande y adecuado. Esto ya implica una limitación. Es por eso que ese deporte nació en un país netamente rural y fue propio de los gauchos.

Pronto comienza el campeonato mundial de fútbol en la lejana Rusia. ¿Quién no lo sabe? Desde hace tiempo nos bombardean con publicidades mundialistas que ofrecen desde modernos aparatos de TV hasta promociones inverosímiles en sobres de jugos artificiales.

En fin, cuando este evento tenga comienzo en nuestro país, como cada cuatro años, no se hablará más que de fútbol. Nos reconoceremos todos y cada uno de nosotros, unidos por la misma pasión. Todos anhelaremos únicamente festejar que la Argentina sea por tercera vez campeón mundial de fútbol. Gozaremos y sufriremos al compás de cada partido. Opinaremos, discutiremos y apostaremos, porque todos sabemos mucho de este juego.

El 15 de julio, cuando el mundial termine, volveremos al día a día. Si la suerte acompaña a nuestra selección y se consagra campeón del mundo, veremos plazas repletas de banderas celestes y blancas y un solo grito para identificarnos: ¡Argentina! ¡Argentina! Y lloraremos de auténtica emoción patriótica. Luego, el período ‘post-mundial’ y por fin la realidad de los argentinos: cada uno tirando para su lado y cuidando su ‘quiosquito’.

A veces resulta difícil comprender que lo único que pueda unir a los argentinos suceda cuando Argentina juega un campeonato mundial. Por lo demás, siempre encontramos razones para estar divididos y ser intolerantes con el que piensa diferente. El 25 de mayo vimos a algunos luciendo una escarapela, pocas casas engalanadas con nuestra bandera. Muchos se desean un ‘Feliz día de la Patria’ cuando llega el 9 de julio.

A la patria la hacemos todos y cada uno de los argentinos. Sería fantástico que todos los días del año nos uniera el mismo sentimiento de querer un país mejor y abocarnos a ello con la misma pasión que al fútbol.

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