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Museo en obras: El Fader que se viene

Con un presupuesto actualizado de  $27 millones, las labores de restauración y consolidación estructural de la casona rural que perteneció a la tradicional familia mendocina, alcanzan más del 50 %. La primera etapa está prevista que se termine en agosto.


Por Matías Carretero

Continúan las obras de remodelación del Museo Emiliano Guiñazú Casa de Fader, luego de cinco años de permanecer cerrado. Se van a destinar 27 millones de pesos, de acuerdo al presupuesto actualizado. Los trabajos de restauración y consolidación estructural de la casona rural que perteneció a la tradicional familia mendocina, alcanzan más del 50 %.

“Las obras en este espacio cultural, comenzaron el 26 de agosto de 2017. Previo se estuvo trabajando durante varios meses en la elaboración del pliego de licitación. Para ello se hicieron investigaciones preliminares de relevamiento general y de los diferentes componentes arquitectónicos (piso, muros, techos, losas). El estudio estructural se hizo a través de la UTN, que tiene una serie de especialistas dedicados a estructuras antiguas y tradicionales”, explicó el director de Patrimonio Cultural y Museos a Correveidile, Marcelo Nardecchia.

La primera etapa que se está desarrollando y tiene que ver con lo que se llama consolidación estructural. Se ha llevado adelante porque se determinó que hacía falta reforzar la estructura en algunos puntos y la casona con el paso del tiempo tuvo asentamientos en diferentes lugares, eso produce fisura en algunas partes. Se decidió hacer una consolidación, que es la primera tarea técnica que se debe hacer para posteriormente pasar a lo que se llama la restauración arquitectónica y artística.

“La segunda parte es la que se está elaborando, en estos momentos estamos haciendo una selección de especialistas que se van a sumar la dirección de Patrimonio y Arquitectura que tiene Gobierno, para confeccionar los pliegos de especificaciones particulares con respecto a lo que es arquitectura, todo lo que es artístico (murales de Fader y otras pinturas), los elementos de carpintería y herrería, restauración de pisos  y techos, lo que hace a las instalaciones eléctricas, la climatización, las corrientes débiles (alarmas y sistemas de monitoreo. Todo el equipamiento tecnológico que le va a permitir tener al Museo un estado de confort para que pueda funcionar en óptimas condiciones”, comentó el funcionario.

Los trabajos para armar los pliegos de la licitación de la segunda etapa, llevan un tiempo de acuerdo a lo aportado por Nardecchia, hay que hacer estudios muy precisos, no es una obra común ya que lleva muchas particularidades. Este grupo de profesionales que se va a sumar a Gobierno van a ayudar en el armado de los pliegos licitatorios para esta etapa.

La primera etapa está prevista que se termine en el mes de agosto de este año y el llamado de licitación para la próxima todavía no tiene una fecha determinada. La segunda se estima que se pueda concluir a mediados de 2019.

Con relación a lo que se está haciendo en el exterior del edificio, no hay una intervención (por ahora) en los jardines, se están desarrollando las excavaciones  propias para hacer las cimentaciones de la consolidación estructural. Se está llevando a cabo un diseño nuevo con respecto al frente, una de las cosas que se van a mejorar es la accesibilidad al Museo tanto peatonal como vehicular.  También se va a remodelar toda la reja exterior y se va a hacer un rediseño de ese basamento.

Se pondrá en valor todo el forestal del jardín del complejo. “Hay un aspecto muy interesante es que se va a incorporar estructuras que se hicieron en la década del 90, va a ser una especie de ampliación de la Casa. Quedaron inconclusas por diferentes motivos, lo que vamos a hacer es integrarlo al Museo, para que el Fader tenga un programa completo en cuanto a servicios, talleres y depósitos. Actualmente no lo tiene”, aseveró el director de Patrimonio Cultural y Museos.

Historia de la institución y el edificio

El 31 de mayo de 1927 por Decreto N°423, el gobierno de Alejandro Orfila, creó el Museo Provincial de Bellas Artes que se constituyó en institución modelo y sustento para la conformación y afianzamiento del espacio artístico de Mendoza. Nació como un centro de atracción popular y universal en materia de arte, reuniendo a la vez en él obras regionales, americanas y extranjeras, antiguas y modernas.

Se ubicaba en el Parque General San Martín y se inscribió en un contexto museográfico que en su época apeló a modernas concepciones de museo, con influencia de la pedagogía norteamericana y con una definida función social.

La sede actual tiene su origen en el año 1889, cuando comenzó su construcción como vivienda y finalizó en 1892. Después, Emiliano Guiñazú compró la propiedad de más de 120 hectáreas,  ubicada en Mayor Drummond, con una casona de tipología rural que él mismo modificó, otorgándole un aspecto más residencial, acorde a las utilizadas por las familias burguesas de la época.

Se incorporaron las actuales carpinterías, adquirieron las columnas metálicas de la galería, se decoraron los muros de los locales interiores con símil de diversos materiales y motivos ornamentales, se construyó la sala de la pileta interior con mosaicos venecianos y la reja del cierre frontal.

Fernando Fader pintó los murales mientras habitó la casona entre 1907 y 1914, ya que contrajo matrimonio con Adela Guiñazú, hija de Emiliano. En 1940, Narcisa Araujo viuda de Emiliano Guiñazú donó la antigua casona a la Provincia, con el propósito de convertirla en Museo. La casona perteneciente a la familia Guiñazú, tenía la tipología propia de la burguesía de la época con características de caserón suburbano.

El 15 de abril de 1945 se creó el Museo Provincial de Bellas Artes “Emiliano Guiñazú” y se inauguró en 1951 en ese edificio. El nuevo museo sigue las ideas museográficas del Profesor Julio Suárez Marzal, reconocido pintor y primer director, que llevó a cabo el proyecto de remodelación de la casa original y su entorno.

Uno de sus mayores aportes fue la creación del “museo jardín” con la incorporación del verde en los recorridos museográficos a través de un trazado al estilo francés que incorporaba salas de exposición al aire libre. Esta renovación incorporó el concepto de museo-parque y de museo- didáctico.

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