Archivo | marzo 5th, 2018

¡Adiós, querido Oli! -->

¡Adiós, querido Oli!

Por Gabriel Gallar

Chacras siempre tuvo personajes que fueron queridos y aceptados. Hablo de seres singulares, diferentes que se destacaban del resto de los vecinos. No por ser grandes artistas, músicos, literatos… No, me refiero a seres que vinieron a despertar en nosotros pequeñas alegrías, sonrisas cómplices, la bondad, la pureza, la ingenuidad y, por qué no la esperanza. Hablo del Oli por quien, no sólo yo, sino muchos vecinos sentimos un cariño especial. Se hizo querer siendo diferente.

Ya no recuerdo bien en qué días comenzó sus andanzas por Chacras. Lo veía salir diariamente del Naranjito, casi siempre sonriendo. Con el tiempo fue dejando esa institución terapéutica y un día el compadre Alberto le dio apaño en el kiosco de revistas como parte de un programa de reinserción laboral. Algún hilo invisible los conectaría por siempre. Ese apaño fue un cambio fundamental en la vida del Oli. Se convirtió en vocero y vendedor del Correveidile, cuando la figura del canillita había desaparecido. En muchísimas ocasiones compartimos la mesa en el cumpleaños de Alberto. Los comensales que lo conocían bien le jugaban alguna chanza. Él siempre dio muestras de buen humor y templanza. Nunca lo vi enojado. “Lo mío son los diarios”, decía convencido. Tenía algunas ideas o ilusiones que a veces reiteraba esperanzado. Una de ellas era comprar un Citroen 3CV. Y en verdad que puso empeño en eso.

Memorioso, sabía canciones y las cantaba con gracia y entusiasmo. Marcos Solís era uno de sus preferidos. El último tiempo vendía billetes de telequino en una esquina cercana a su casa. Y cuando se acercaba a Chacras no dejaba de pedirle a Gloria algunos ejemplares del Corre para ofertarlos en el colectivo. Fue comensal infaltable de los almuerzos en casa de Alberto todos los jueves.

Ayer, su inmenso corazón de hombre y niño dijo basta. Lo vamos a extrañar, fue un personaje lleno de bondad y transparencia.

Oli, que tengas buen viaje al cielo en algún Citroen que tanto anhelabas.

Por Gabriel Gallar

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La señorita Chela Cuitiño y su cumpleaños 90 -->

La señorita Chela Cuitiño y su cumpleaños 90

El mediodía espléndido de sol ofreció el clima ideal cuando se abrieron las puertas del jardín del salón de fiestas elegido en la zona de boliches,  para festejar el cumpleaños de una joven adulta mayor.

Por Onelia Cobos

Laura Caicedo, Tomás Gracia y Chela Cuitiño.

Elegantemente llevados, sus 90 años lucieron espléndidos en el atuendo negro y en la permanente sonrisa con que recibió de pie a los invitados a medida que llegaban.

La familia toda,  tres generaciones de hijos, nietos, sobrinos, bisnietos y una numerosa lista de amigos actuales y del pasado se dieron cita para el festejo.

La señorita Chela cumplía 90 años. 90 años espléndidamente llevados.

La señorita Chela había sido maestra en la legendaria escuela Teresa O’ Connor cuando la escuela era conducida por un staff de permanentes maestras que llegaron a jubilarse en el lugar y que luego fundaron la Biblioteca del pueblo.

La señorita Chela pertenecía a la historia profunda del devenir del pueblo cuando éste tenia el cine Splendid frente a la plaza y ella corregía exámenes en el altillo donde estaba el proyector de películas para acompañar a su esposo que  manejaba la máquina de los sueños largos y que era el hijo del dueño del cine.

Por aquellos años Chela disfrutaba aún de su familia materna y paterna. Su papá tenía frente a la escuela, la Farmacia Cuitiño y era el boticario que no sólo vendía remedios sino que asesoraba  a la clientela sobre el manejo de la salud , la planificación familiar, las medicinas de alternativa .

Eran tiempos de permanencia cuando el personal escolar no rotaba y partía sino que se establecía como una familia que crecía junto a sus hijos haciendo de escuela y casa un área integrada.

Eran tiempos cuando la intendencia del lugar la ejercía, como servicio voluntario, algún vecino naturalmente capacitado y los impuestos municipales eran anuales .

Tiempos cuando el vecino celebraba el encuentro callejero y las bicicletas eran el casi único transporte para el trabajo y el paseo.

Tiempos cuando el médico rural del lugar no cobraba a quien no tenía dinero para la consulta.

Cuando el ebanista del lugar fundaba la escuela primaria nocturna y la secundaria inexistente entonces.

La señorita Chela ha llegado a sus impecables años como una evidencia del acopio de aquellos valores vividos y recibidos en el lugar.

Su vida después de jubilada ha sido y es un incansable movimiento de servicio en la Unión Vecinal de su barrio no muy lejos de Chacras.

Nos hemos sentado en las distintas mesas redondas con manteles blancos y centros de mesa con jazmines del verano cada uno de los seres que marcan etapas en su vida: su familia en tres  o cuatro generaciones, hijos, nietos, bisnietos, sobrinos, amigos, colegas, vecinos, remisero, ex alumnos de primaria.

Pocas veces se puede vivir y dejar observar la completez de una vida total engarzada a la fenomenología de un pueblo singular.

FELIZ CUMPLEAÑOS SEÑORITA CHELA!

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