Categoría | Arquitectura

El acceso rápido a una fracción de tierra y vivienda propia

Por Sergio de la Torre

Me pregunto: ¿cómo puede ser que en un país tan rico y tan extenso haya una parte de la sociedad que está marginada y sin acceso a la tierra barata para poder edificar su propia casa? ¿Cómo puede ser que en un país tan grande como el nuestro ocurra esto? Nosotros sí sabemos por qué: Por las leyes copiadas a otras sociedades y mal adaptadas a la nuestra, por la maldita ley de loteos que parece hecha para el pueblo cuando está lejos de serlo. Yo les pregunto: ¿por qué fracasaron la mayoría de las cooperativas de viviendas de la década de los 80? Fracasaron porque la ley de loteos es una trampa mortal para los emprendedores y es impracticable en tiempo y forma, por la burocracia existente que lentifica una necesidad en verdad urgente.

Creo en la igualdad de posibilidades, y la igualdad de posibilidades comienza desde el nacimiento en una casa digna. Eso implica no nacer en una pieza de prestado, hacinado, superpoblado, esperando una casa del IPV que, en general, llega tarde. El hacinamiento es una forma lenta y terrible de maltrato ya sea animal o de humanos. Esto es lo que pasa en algunas zonas de nuestro país y que no puede continuar pasando. El acceso barato a una fracción de tierra para que una familia se construya una vivienda propia es lo próximo que hay que hacer. Los desalojados, los recién llegados sin recursos, los desesperados, no pueden esperar. Ahí es donde cada municipio juega un rol más que importante. Las villas miserias no deberían existir, y si existen es por culpa de las leyes absurdas y la burocracia. Cada municipio debería tener al menos dos o tres fraccionamientos en formación para ubicar esta gente marginada, acercarles los servicios y materiales para que construyan su propia y definitiva casa.
Existe un porcentaje casi estructural de argentinos – calculo un 10 %- que siempre van a estar buscando trabajo y este es un gran motivo para que sean ellos mismos los que construyan su propia casa. Repito: creo en la igualdad de posibilidades. Reconozco que tengo una porción de socialista en mi corazón pero también creo en que “la competencia potencia”. Creo en la competencia interna, en la competencia laboral, en que el que más trabaje más gane. Las villas miserias son un criadero de resentimiento social. Con solo darles un lugar, una fracción de terreno accesible a su bolsillo (gratis no) puede cambiarse esa actitud a un “agradecimiento social”.
María Magdalena Pérez Guilhou realizó una gran labor social en una franja de Mendoza, dándoles a cientos de familias la posesión inmediata con la primera cuota. Las personas llegaban con una casilla rodante, una carpa o en el mejor de los casos con una casa prefabricada. A esas personas se les proporcionaba una fracción de terreno accesible y en muchas cuotas. Hoy en día ese barrio no es lujoso, por supuesto, pero es muy pintoresco, y nos da la pauta de lo que se puede instrumentar sin tantas trabas y tanta burocracia. Pero Magdalena fue una perseguida municipal por esta actitud. Le cerraron todas las puertas en vez de orientarla y valorar la obra que hacía. Los gobiernos de turno le complicaron la existencia a pesar de que le ahorró a la provincia varios asentamientos.
El gobierno nacional, desde cada municipio, tiene que crear fraccionamientos para esta gente desesperada, acercándoles los servicios (luz, agua, etc.) acercándoles los materiales de construcción, enseñándoles a construir su propia casa, asesorándolos y dirigiendo las obras. Tiene que cortar de una vez por todas la pesada y larga cadena burocrática que la gente tiene que emprender para llegar a una casa del IPV. Pronto, con esas medidas, las villas de emergencias desaparecerán de un país tan grande y potencialmente rico. Entiendo a nuestro Sr. Presidente, el ing. Macri cuando propone escriturar lo más rápido posible y darles así inserción legal a un gran porcentaje de compatriotas que hoy están afuera del sistema.
Nosotros, los argentinos, somos víctimas de nuestras propias leyes y de nuestra pereza y comodidad ¿Cómo puede ser que haya dos millones y medio de paraguayos, bolivianos y peruanos trabajando en Argentina en la construcción, qué haya más de tres millones de argentinos ociosos beneficiados con planes estatales y haya que hacer tres millones de casas para que cada argentino tenga su propia vivienda? Corren vientos de cambio en todo el mundo, para repensar los malditos impuestos al trabajo y los impuestos inmobiliarios. Y mientras tanto me entero por otro lado de que más de la mitad de los barrios del IPV no tienen escritura, a pesar de que muchos llevan más de 15 años habitados. Es decir, hay muchos empleados estatales y mucho trabajo estatal de carácter urgente sin hacer. Coincido con el ing. Andreau: hay que aprovechar esta crisis para poner a todo el país en movimiento, bajar primero y eliminar después los impuestos al trabajo y cambiarlos por el impuesto inmobiliario tal y como lo hacen países como Australia, Nueva Zelanda, Canadá y otros.
Esto es urgente. Ojalá los dirigentes escuchen.
La Crucecita: Solo energía solar y casas de piedra. Primer emprendimiento autosustentable del país. Pedemonte, Mendoza. Informes: 2615710496, www.lacrucecitamendoza.com
La Magdalena Olivar. Urbanización ecológica del Pedemonte. 4201567 – 2615710496 – 152200543 – 2616610855; www.lamagdalenaolivar.com.ar

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