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Vuelta a la vida: Largó la restauración del Museo Fader

Luego de que en 2012 se cerrara por el deteriorado estado edilicio, finalmente las obras tuvieron luz verde. La primera etapa corresponde a la consolidación estructural, la segunda a la restauración de los murales y la tercera a la consolidación de una construcción aledaña que quedó abandonada desde los ’90, para sumarle más salas al museo provincial.

Las obras licitadas tienen un plazo mínimo de ejecución de 18 meses.

Los trabajos recientemente iniciados se concentran en la cava del subsuelo del viejo y querido Museo Emiliano Guiñazú, Casa de Fader y permitirán refundar la estructura original que data de 1892. El presupuesto estimado por el Ministerio de Economía, Infraestructura y Energía es de $20 millones y las empresas contratistas son Capsa SA- Sanco SA.

Antes que nada se retiraron los cuadros y esculturas que se encontraban en el interior del museo. Previamente se había realizado el relevamiento de la colección del Fader y la confección de una base de datos digital, que contiene datos pormenorizados de cada una de las más de 1.700 obras del museo. Un trabajo inédito, a pesar de que existían inventarios parciales anteriores.

En este caso el inventario estuvo a cargo de la restauradora Cristina Sonego y del especialista en Historia del Arte Pablo Chiavazza. Por su parte, Eduardo Dolengiewich, se encargó del registro fotográfico. Por un lado, se hizo el relevamiento, catalogación y digitalización de datos de cada obra. Por otro, se fotografió reverso y anverso de cada obra y su estado de situación. Sonego explicó que “es un trabajo que nunca se había hecho en toda la historia del museo. De las 1.727 obras registradas, los resultados arrojaron un porcentaje de entre 62 y 70 por ciento de las obras en muy buen estado, un 20 por ciento en estado regular, es decir que necesiten una limpieza, y un 10 por ciento que van a necesitar una intervención, a futuro”.

Una vez que las obras de arte fueron trasladadas al área de Patrimonio de la Provincia, el secretario de Cultura de la Provincia, Diego Gareca, firmó el acta de inicio de los trabajos.

Por su parte, Macelo Nardechia, director de Patrimonio Cultural y Museos, explicó que en esta primera etapa se realizará una consolidación estructural de toda la casona. “Se trabajará de abajo hacia arriba, reforzando todos los cimientos de la casa y procurandole estabilidad a los suelos y a la estructura. También, en algunas partes, se hará una estructura metálica, para dar rigidez a algunos muros, con una muy novedosa tecnología pretensada metálica”, dijo.

El objetivo es brindar las condiciones de seguridad necesarios para abrir el museo al público, manteniendo la estructura original y evitando que los trabajos de conservación y restauración la modifiquen groseramente. Por esta razón, los pliegos licitatorios fueron muy estrictos a la hora de establecer las condiciones que deberían tener las empresas oferentes.

Historia de la institución y el edificio

El 31 de mayo de 1927 por Decreto N°423, el gobierno de Alejandro Orfila, creó el Museo Provincial de Bellas Artes que se constituyó en institución modelo y sustento para la conformación del espacio artístico de Mendoza. Ubicado en el Parque General San Martín, se inscribió bajo las modernas concepciones de museo, con influencia de la pedagogía norteamericana y con una definida función social.

La sede actual ubicada en nuestro departamento lujanino, en el distrito de Mayor Drummond, tiene su origen en el año 1889, cuando comenzó su construcción como vivienda y finalizó en 1892. Después, Emiliano Guiñazú compró la propiedad de más de 120 hectáreas, con una casona de tipología rural que él mismo modificó otorgándole un aspecto más residencial, acorde a las utilizadas por las familias burguesas de la época.

Casado con Adela Guiñazú, hija de Emiliano, el artista Fernando Fader pintó los murales mientras habitó la casona entre 1907 y 1914. En 1940, Narcisa Araujo viuda de Emiliano Guiñazú donó la antigua casona a la Provincia, con el propósito de convertirla en Museo.

El 15 de abril de 1945 se creó el Museo Provincial de Bellas Artes “Emiliano Guiñazú” y se inauguró en 1951 en ese edificio. El nuevo museo sigue las ideas museográficas del Profesor Julio Suárez Marzal, reconocido pintor y primer director, que llevó a cabo el proyecto de remodelación de la casa original y su entorno.

Uno de sus mayores aportes fue la creación del “museo jardín” con la incorporación del verde en los recorridos museográficos a través de un trazado al estilo francés que incorporaba salas de exposición al aire libre. Esta renovación incorporó el concepto de museo-parque y de museo-didáctico.

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