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Editorial: Fiestas patrias, festivales y conmemoraciones

Es realmente notable la cantidad de efemérides que tenemos los argentinos. Es probable que las que corresponden a las fiestas patrias sean las que perduran en la memoria colectiva, porque desde la escuela elemental se enseñan sus fechas y lo que significan.

Sin embargo muchos jóvenes, y no tanto, no saben reconocer la diferencia entre dos sucesos históricos fundamentales de la historia argentina: el 25 de mayo de 1810 y el 9 de julio de 1816. Tampoco entienden cabalmente las letras y los significados de las canciones patrias más escuchadas: el Himno Nacional y Aurora.

Una hipótesis explicativa podría ser que mientras más lejano en el tiempo sucedió el hecho que se festeja, menos conciencia tenemos de su trascendencia. Algunas crónicas relatan cómo eran los festejos patrios en Buenos Aires alrededor de 1870. En esos momentos convergía, a lo que hoy es Plaza de Mayo, el pueblo con todas sus clases sociales reunidas por el mismo motivo. Y los festejos eran verdaderamente vistosos, con fuegos artificiales incluidos. Es que, seguramente, muchos de los asistentes fueron protagonistas, o sus padres o sus abuelos y habrán recibido oralmente la versión de lo que pasó un 25 de Mayo o un 9 de Julio. Comprendían y significaban por qué estaba el pueblo contento.

Sólo hemos mencionado dos fechas patrias que festejamos. Otras nos invitan a recordar días de muertes. El Día de la Bandera, 20 de junio, fecha del fallecimiento de su creador, Manuel Belgrano. El 17 de agosto, día de la muerte del General José de San Martín. Sucesos tristes para los próceres. Tal vez hubiera sido importante festejar el cumpleaños de San Martín que casualmente coincide con el día que Belgrano izó por primera vez la enseña patria en las barrancas del río Paraná: un 25 de Febrero.

También festejamos días que se originaron por sucesos trágicos que implicaron muertes de cientos de personas. El Día Internacional del Trabajador, masacre de obreros en Chicago, o el día Internacional de la Mujer con cientos de mujeres muertas en Nueva York, en sendos casos por reclamar derechos laborales. Estas fechas deberíamos considerarlas como conmemoraciones, es decir ‘memorar con’ no hay que olvidar jamás las disputas de los pueblos que luchan por sus legítimos derechos. Siempre debemos recordar para que la historia no se repita.

Del mismo modo podríamos considerar el 24 de Marzo, que nos retrotrae a 1976, día que oficialmente asume la conducción del país la dictadura más perversa y cruel de nuestra historia. Nunca más. Las generaciones que nacieron a partir de 1983 viven y disfrutan de la democracia como lo habitual y normal. Pero millones de compatriotas aún no pueden olvidar esos años de horror y asesinatos.

Deberíamos festejar a lo grande el 10 de Diciembre. Ese día, en 1983, asume un presidente democrático y las instituciones republicanas vuelven a funcionar. Festejemos la vida. Conmemoremos los mártires.

Fiestas patrias, incluidas las conmemoraciones, tenemos nueve en un año. Para terminar e invitar a la reflexión. En este espacio elegimos llamarlos “festivales”, aunque la mayoría son reconocidas como “fiestas nacionales” que cuentan con fondos provinciales y municipales. No vamos a nombrar a todas. Las más icónicas para Mendoza son la de la Vendimia y la de la Tonada. Pero hay más: la del Canto y la Cepa, Cueca y el Damasco, Puestero y la Doma, del Mate, del Cordero, de la Cosecha, del Mosto, del Melón y la Sandía, de la Nieve, del Agua…y siguen los festivales.

A propósito no olvidemos que el 11 de mayo cumple años nuestro querido departamento de Luján. Felicidades.

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