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Escrito en el fin del mundo. Tolhuin: La Dama y el Bosque

Por Gabriel Gallar

Este año tomamos la decisión de retornar a Tierra del Fuego por nuestra cuenta. Sin nada previsto salvo el alojamiento. No había plan alguno excepto permanecer durante quince días donde según reza el lema fueguino “es el fin del mundo.

Ushuaia es una ciudad hermosa. Tiene todo o casi todo para recibir un turismo internacional. A su puerto arriban cruceros de todo el mundo. Hay restaurantes, comercios de todo tipo, casinos, hoteles, supermercados, servicios turísticos y sobre todo paisajes maravillosos e inolvidables… En fin, lo que toda ciudad importante debiera tener para ofrecer a sus visitantes.

La Patagonia austral tiene un clima especial. El viento es inefable, también la llovizna. En un mismo día puedes tener las cuatro estaciones del año, es hermoso:  sólo debes ir con la vestimenta  apropiada y recordar  que en verano amanece a las 4.30 y anochece cerca de las 23hs. Muchas horas de luz solar para disfrutar a pleno.

Terminada nuestra estancia en Ushuaia le comentamos a la persona que nos alquiló el departamento que íbamos a pasar nueve días en Tolhuin. Nos miró con sorpresa y sólo atinó a decir “ahí no hay nada”.

Tolhuin significa ‘corazón’. Precisamente está situada en el corazón de la isla grande de Tierra del Fuego; equidistante de Río Grande y Ushuaia, las ciudades importantes de la isla.

Aquel comentario resultó casi cierto: en Tolhuin no hay nada. Sólo cuatro o cinco calles asfaltadas que circundan la parroquia, la comisaría, el municipio, dos escuelas y la panadería la Unión. Este sitio verdaderamente merece una nota aparte. Aunque parezca muy extraño, la panadería es el centro político, cultural y social del Tolhuin. Si se puede, en otro número podríamos dedicar algunos párrafos a este sitio. Por lo demás está el lago Fagnano y el bosque. Claro que también hay un par de casas de comida, almacenes de ramos generales y hace poco inauguró un supermercado.

El lago es maravilloso y el bosque mágico. Nos hospedamos en una cabañita confortable con todo lo necesario. Obviamente que la internet no existe, pero hay miles de pájaros que te hacen olvidarla.

En una de nuestras habituales caminatas hacia la cabecera del lago, una tenue llovizna y el viento nos hicieron volver. Un pequeño cartel anunciaba: ‘tortas fritas y pasteles’. Qué mejor para unos mates en esa tarde de frío y lluvia.

La casona es antigua, de madera. Una salamandra ambienta el sitio. Su propietaria, una cordobesa gentil nos recibe sonriendo. Preguntamos por las sopaipillas y los pasteles: ‘se los preparo al momento’. Así fue como conocimos a esta señora simpática y agradable. En la espera, entre la curiosidad y lo agradable del ambiente nos dedicamos a observar el local. En una estantería había dulces, botellitas de licor, frascos de conservas, vinos…

El solar se llama ‘Besta. Casa de campo’. Su propietaria es una dama cordobesa muy simpática y generosa. Con 59 años lleva 5 en la isla y dos y medio en Tolhuin. Su profesión en realidad es Terapeuta cognitiva conductual. Pero un buendía decidió con su familia migrar hacia Tierra del Fuego. “En un momento de la vida hay que elegir la aventura” afirma sonriente. En la Casa de Campo ofrece alojamiento y  servicio de comidas.  Y también venta de dulces y licores elaborados en forma artesanal y exclusivamente con frutos del bosque que ella misma recolecta.

Todos los precios son accesibles. Valga un ejemplo: un plato de sorrentinos caseros rellenos con ‘lengua de vaca’ (vegetal abundante en el bosque), un postre también elaborado (diversos tipos de tortas o tartas) y una bebida por 80$.

Lo realmente sorprendente es que Nélida no tenía conocimientos sobre dulces y licores. Pero hablando con viejos pobladores de la zona fue entendiendo que el bosque es una fuente inagotable de materia prima. Muchas recetas son ancestrales, algunos productos los fue elaborando por intuición. Ensayo-error hasta dar en la tecla indicada. “Hay que tener paciencia y estar muy conectados con la naturaleza” dice como al pasar.

Entre los dulces artesanales podemos encontrar el de ruibarbo , planta similar al zapallo de la que usa sólo el tallo.

El de calafate con el fruto del arbusto espinoso que abunda en la zona. Con él también hace vino. Por temporada recolecta 100 kg de este diminuto fruto para envasar 4800 botellitas de 250 cm cúbicos. Prácticamente toda la producción de vino la vende a un reconocido restaurante de Valle de los lobos, cerca de Ushuaia.

El Corinto es un fruto similar al calafate pero de color rosado. Abunda también la zarzaparrilla con la que se elabora una mermelada exquisita.

Un producto muy original (según Nélida es la única en elaborarlo) es la miel de diente de león. Todos conocemos esa flor amarilla que es común en Mendoza. También conocida como ‘amargón’. Con las hojas tiernas se prepara ensalada. Ella utiliza solo los pétalos para preparar esta miel especial.

Una exquisitez de la cual podemos dar fe es el Pan de indio cuya materia es el hongo conocido como llao-llao que se debe recolectar muy tierno, apenas sale en los troncos de los ñires. Ella lo envasa escabechado con zanahorias, hojas de laurel y vinagre. Con otro hongo conocido como farolito chino prepara pacientemente un licor bastante fuerte.

En fin, todo se lo da el bosque, pero antes ella le pide permiso para recolectar sus frutos y convertirlos en sanos y ricos alimentos.

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