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El urbanismo siempre es político

Por Adriana Sayavedra

Según Jordi Borja -geógrafo, urbanista y político socialista español-, el urbanismo nació como una disciplina con doble objetivo: ser reductor de las desigualdades sociales y forjar una visión de transformación urbana para lograr una ciudad mejor para toda la población.

Pues bien, hoy estamos en nuestro pueblo ante una ocasión especialísima para solucionar uno de los graves problemas urbanísticos que viene afectando la calidad de vida de nuestra población: el tránsito caótico y estresante que ha colapsado la tranquilidad de muchas de nuestras calles.

Es verdad que Chacras hoy es una pequeña ciudad pujante y dinámica, transformada a raíz del proceso social, urbano, cultural y ambiental que significó su repentino rótulo de lugar fashion para vivir. El estrepitoso crecimiento comercial e inmobiliario no fue ni previsto ni planificado en tiempo y en forma por las autoridades competentes. Y hoy vivimos las consecuencias.

Como prioridad absoluta surge la necesidad de rediseñar el sistema vial. Se sabe que esta tarea implica mucha reflexión para lograr una movilidad placentera dentro de nuestro lugar y no un castigo cotidiano como actualmente es.  Surge así la disyuntiva de qué hacer: ¿seguir atendiendo la demanda de espacio que reclama el vehículo ampliando la infraestructura de circulación y estacionamiento para su comodidad? ¿O apelar a nuevas ideas inspiradas en los nuevos paradigmas urbanísticos enfocados en el hombre como centro de atención?

El seguir legislando para el vehículo resulta por lo menos anacrónico, remite al paradigma de los años setenta, cuando las ciudades se diseñaban pensando sólo en él. Eran tiempos en que el auto era el símbolo de status por excelencia, y ni el petróleo ni la contaminación ambiental eran un problema. Hoy esto ya no es así. Y así lo han entendido las ciudades más evolucionadas del mundo. Hoy no se puede gobernar sin pensar sustentablemente, esto es un mandato imperioso para nuestras autoridades. Y las políticas que emanen de sus decisiones deben estar impregnadas del sello sustentable. No se puede diseñar un plan de ordenamiento vial que no esté pensado para varias décadas adelante.

Hoy no es suficiente con pensar en una ciclovía, por ejemplo. Eso no significa nada. Más bien hay que pensar en una red de ciclovías a la que es imprescindible adjuntar un sistema público de alquiler de bicicletas, como varias ciudades ya están utilizando. A casi nadie escapa los sutiles cambios en los usos y costumbres de los habitantes de un lugar que el ciclismo urbano les provoca, comenzando por la forma de interactuar con la ciudad. Pero actualmente salir en bici -como deporte o como medio de desplazamiento alternativo- en nuestro Chacras entraña grandes riesgos y muchos desafíos. Esta sí es una tarea prioritaria a solucionar.

El otro ítem también prioritario para ponerle todas las fichas es el transporte público, el más democrático y eficiente -energéticamente hablando- modo de desplazarse. Alguien dijo una vez que si se gastara la mitad de los recursos que se gasta en ampliar y construir autopistas y accesos viales –los grandes devoradores del presupuesto público- en mejorar la calidad del transporte publico, se mejoraría considerablemente la calidad de vida urbana: muchas personas elegirían trasladarse en cómodas unidades públicas, que llegan a horario porque tienen varias frecuencias,  en vez de sacar sus vehículos particulares. Y así llegamos a la ecuación buscada: menos autos circulando, menos contaminación ambiental, menos estrés, ciudades más amenas.

Un grupo de cordobeses pasea por Chacras a bordo de la bici.

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