Archivo | mayo 9th, 2016

Calcagni en el Parque triásico de Ischigualasto -->

Calcagni en el Parque triásico de Ischigualasto

¡Corre, Forest, corre!

Por segundo año consecutivo se corrió la serie Salomon K 21, en el Parque Nacional Ischigualasto, provincia de San Juan -declarado Patrimonio de la Humanidad-, en la que nuestro vecino Daniel Calcagni participó con honores.

“El escenario de esta carrera fue en esta ocasión el maravilloso Valle de la Luna, región andina muy árida, en la que la erosión labró formas singulares con arenisca de color rojo ladrillo. Con acantilados de hasta 200 mts. de altura, combinada con cañadones y gargantas por donde corren arroyos temporarios, su espectacular paisaje inspiró a para llamarlo “Valle de la luna” o “Paisaje de otro mundo”, cuentan los organizadores de la carrera.

Daniel Calcagni y su inseparable compañera Ana.

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Marcos Bruno: El joven de Vistalba elegido por la NASA -->

Marcos Bruno: El joven de Vistalba elegido por la NASA

Vecinos hacendosos. En mayo un equipo técnico pondrá a prueba su robot, diseñado con el objetivo de realizar tareas en Marte. Un joven orgullo de la ciencia que sale al mundo con la mirada puesta en la galaxia.

Marcos Bruno y Gabriel Caballero con el robot que diseñaron juntos.

De niño quería ser astronauta. Ahora -a los 20 años- también, aunque la posibilidad le suena más a fantasía que otra cosa. Marcos Bruno es el joven de Vistalba que a principios de mayo cumplirá un sueño: viajar a Utah en Estados Unidos para probar su robot, que si resulta de interés para la NASA será utilizado en futuros proyectos por parte de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio. Además, durante su estadía en el desierto, residirá como un hombre del espacio en un ambiente que simula las condiciones de Marte -traje, alimentos y tareas específicas incluidas-. “Voy a vivir como un astronauta”, se entusiasma, “con salidas diarias a probar los experimentos y en una base cerrada, que es una especie de cilindro”, describe.

La aventura tomó por primera vez forma en 2015, cuando durante un congreso espacial que tuvo lugar en Buenos Aires conoció a un profesional integrante de The Mars Society, una organización estadounidense que colabora con la NASA, y que le habló acerca de una convocatoria para presentar proyectos sobre distintos saberes que pasarían por el filtro de los expertos del espacio. En su caso y como estudiante de ingeniería industrial de la UNCuyo, pensó en un robot que tiene como fin transportar un GPS (sistema de posicionamiento global) y dejarlo fijo en la superficie del planeta rojo para contribuir con la expedición, prevista para uno vaya a saber cuándo.

“Luego de presentar muchos papeles recibí un mail con la aprobación del proyecto y a partir de ahí comencé a diseñar el robot con la ayuda de mi amigo Gabriel Caballero, que contribuyó en la parte de electrónica”, comparte en la redacción de Correveidile. El dispositivo que construyeron sirve para transportar carga e instalar instrumentos, por lo tanto, para alivianar las tareas que tendrán los viajeros del cosmos cuando aterricen en Marte. “En mayo será probado en Estados Unidos junto con el proyecto de otros seis latinoamericanos que fueron seleccionados y que trabajan en distintos rubros. Si pasa las pruebas a las que lo sometan, seguramente me lo pedirán para que sea perfeccionado con los recursos que disponen ellos. En mi caso el presupuesto utilizado fue menor a cuatro mil pesos”.

Así es como Rover, el robot de cuatro ruedas que actúa como una grúa, lleva la impronta de este joven de Vistalba, pesa cerca de un kilo y posee un sistema de martilleo para instalar instrumentos. Aunque seguramente para los estándares de la NASA el autómata representa un prototipo, para Marcos es el primer gran logro de su corta carrera. El egresado del Colegio Las Candelas, menor de dos hermanos, será entonces el único argentino que integre la tripulación estadounidense el próximo mes. “Me gustaría dedicarme de lleno a la mecatrónica, una disciplina de la ingeniería que busca crear maquinaria inteligente. De chiquito recuerdo que rompía todo y luego lo volvía a armar. Mi hermano mayor me inculcó la pasión por la ciencia y la música”, reconoce.

En este sentido, su familia constituye un soporte incondicional y desde allí proyecta su futuro, vinculado a la formación constante, la superación de desafíos, el compromiso en tareas que aporten a la comunidad y la posibilidad de por qué no, algún día, pisar el espacio. “Si el robot que diseñé es seleccionado quedaría en la NASA y podrían llamarme para trabajar en su perfeccionamiento ahora o dentro de 14 años. Por ahora tenemos nuevas ideas con mi amigo por delante”, aclara, y detalla que para crear a Rover acudió a chasis de acrílico, motores, ruedas plásticas, computadora y recursos materiales en desuso que rescató de su casa, como un joystick viejo que hace las veces de control remoto.

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