Archivo | mayo 8th, 2016

La Virgen de Luján llega a estas tierras -->

La Virgen de Luján llega a estas tierras

A principios del siglo XVIII, la vida comercial de Mendoza se centraba en el tráfico de frutas secas, dulces, aceite, oro y plata,  y sobre todo, de vinos y aguardiente; productos que eran llevados a Buenos Aires en las tradicionales carretas.

En esa época bravía, el dueño de unas carretas (D. Pedro Molinas y Vasconcelos) viajaba a Buenos Aires por asuntos de trabajo. Al llegar a destino enfermó gravemente, a tal punto que pensó en regresar a Mendoza para morir en su tierra. Como en rueda de carretas había oído hablar de las gracias concedidas por la Virgen de Luján, elevó su mirada suplicante implorando el auxilio divino. Con fe y devoción le ofreció a la Virgen que si curaba su mal y recuperaba la salud, iría a su Santuario y se convertiría en pregonero de su devoción entre sus paisanos mendocinos.

Su ruego fue escuchado, y al recuperar la salud cumplió su promesa. Agradecido peregrinó al Santuario de Luján, en Buenos Aires, donde permaneció varios días al pie de la Santa Imagen en fervorosa oración y renovada gratitud. Antes de regresar, compró a unos santeros una hermosa imagen de la virgen de Luján y la aproximó a la que se veneraba en el santuario, como queriendo contagiarle todas las virtudes para beneficiar a los amigos y paisanos de su terruño.

Una vez de regreso en Mendoza, este agradecido devoto hizo construir un oratorio en su estanzuela, ubicada a pocas leguas de la Ciudad de Mendoza, para entronizar la sagrada imagen de la  Virgen de Luján.

Bien pronto se supo la noticia,  los vecinos comenzaron a venerar la imagen y a pedirle toda clase de favores. Esta devoción hizo que, tímidamente primero y con más pujanza después, comenzaran a levantarse algunos ranchos alrededor del santuario, para albergar a los devotos que acudían de otras zonas a rezarle a la Virgen. Esto dio origen a una población que se establecía en el lugar en forma permanente.

En 1800, como el oratorio resultaba pequeño para dar cabida a tantos fieles, se levantó una capilla, la primera en Mendoza en honor a la Virgen de Luján, bajo la jurisdicción de la Parroquia Matriz de la Ciudad de Mendoza.

Con el tiempo el templo fue tomando gran importancia, no sólo por las peregrinaciones que se realizaban hasta el lugar, sino también por ser el paso obligado de arrieros y carretas que se dirigían desde y hacia los Fuertes de San Carlos y San Rafael, además de los que cruzaban a Chile por los Pasos del Portillo y del Planchón. La población próxima al santuario también fue creciendo sin pausa, y sus habitantes -por voluntad propia y por su piadoso origen- la denominó Villa de Luján; título que fue refrendado el día 11 de mayo de 1855, por Decreto del Gobernador de Mendoza D. Pedro Pascual Segura, al momento de fundar el Departamento.

Fuente: Basílica Nuestra Señora de Luján de Cuyo

Imagen de la Virgen de Luján

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