Categoría | Deportes, Destacados, Turismo

Nueva hazaña de Javier Alberto Gallar: Unió Argentina y Chile a pie por quinta vez

Por José Félix Suárez  -  Especial para Correveidile

Fotos: Javier Gallar

Nuestro eficiente colaborador, Javier Alberto Gallar (50 años), que también es agente de seguros y fotógrafo de profesión, habitual responsable de la imagen fotográfica que anualmente muestra a las personalidades del año y que Correveidile presenta como un clásico del periodismo local en su portada de cada edición del mes de diciembre, es el protagonista de un singular y heroico desafío deportivo al unir a pie Argentina y Chile, lo que entre el pasado 14 y 20 de enero concretó por quinta vez desde 2012 a la fecha.

Sebastián García y Javier Gallar.

Se trata de una travesía muy difícil, extenuante, en la que se alcanzan los 4.358 metros de altura, bajo temperaturas muy frías de hasta 20 grados bajo cero y muchas veces senderos de nieves eternas. Esta actividad, conocida como montañismo o senderismo, requiere un excelente estado físico y una gran capacidad de aclimatación para sobreponerse a largas caminatas,  prolongadas noches y hasta imprevistos riesgos propios de la hostil geografía por la que se transita.

Javier Alberto, un enamorado de la aventura, el paisaje y la naturaleza, que con su inquieta cámara registra cada paso en la dura y desafiante cordillera de Los Andes, unió el Manzano Histórico en Tunuyán, previo cruzar a caballo el río del mismo nombre, desde Mendoza en la Argentina, con la localidad de San Gabriel en territorio chileno, donde debió cumplir con los trámites de aduana.  Viajó  acompañado  por Sebastián García (34), que lo hizo por cuarta vez y Ramiro Román (25), que vivió su bautismo en la montaña; otros dos intrépidos amigos del peligro y lo desconocido. Viajaron provistos de todo lo necesario para un recorrido que suele extenderse de 7 a 12 días y que no tuvo otras dificultades más que las propias del sinuoso camino y el intenso frío: mochila personal, carpa y bolsa para dormir a la interperie, ropa de abrigo como guantes, campera y chaleco polar, un bastón de treking, una cocinita, un botiquín de primeros auxilios con gasas, vendas, curitas, alcohol y una provisión de alimentos como milanesas, fiambres, salame y atún y agua mineral. Tras dejar atrás el Manzano Histórico pasaron por  Las Yaretas, Real de la Cruz, Real de la Oveja, Hito Piuqueres, Valle del Yeso y San Gabriel, que es un pueblo de 3.000 habitantes, punto final de la recorrida a pie para continuar en ómnibus a Santiago.

Cruce de los Andes: Una experiencia elegida por mendocinos y turistas año a año.

El relato de Javier está cargado de mucha emoción y nostalgia, además de un lógico orgullo, cuando cuenta los aspectos más salientes de la marcha junto a sus compañeros Sebastián y Ramiro: “Es la quinta vez que lo hago y me siento muy orgulloso de poder hacerlo y contarlo.  Lo hice por primera vez en 2012 y al año siguiente me acompañó mi hijo mayor Nicolás. Más que encontrarse bien físicamente lo más importante es estar bien de la cabeza, porque la mente es la que dirige los movimientos, y es fundamental para vencer el cansancio, el hastío que pueda existir o algún riesgo o imprevisto. Sin embargo, no tuvimos dificultades serias salvo el intenso frío reinante de hasta 20 grados bajo cero, el dolor de cabeza por la altura y el viento que es constante y molesto en esas latitudes.  En Portillo Argentino alcanzamos los  4.358 metros de altura, el punto más alto de la expedición. Seguimos el sendero que normalmente recorren los animales, sin vegetación, árido y rocoso, cubierto de nieve en muchos tramos.  Siempre con mucho cuidado y precaución para evitar los accidentes, una mala pisada, una caída.  Tampoco vimos zorros, que son los más peligrosos aunque está prohibida la caza por ser una reserva, solo los cóndores en altura, que son los dueños de la cordillera. Siempre acampamos junto a algún reservorio o algún deshielo  para tener agua cerca. Sinceramente nos fue maravillosamente bien”.

También recuerda nuestro amigo y colaborador fotográfico: “Cada día caminábamos hasta 13 horas, porque lo hacíamos entre las ocho de la mañana y las nueve de la noche. En Real del Padre, que es un refugio del ejército que construyó el general Perón en los años 40, nos recibieron cuatro sub-oficiales que nos convidaron con un asado típico.  Después del quinto día de marcha todo se hizo más sencillo porque iniciamos el descenso y cuando llegamos a San Gabriel en Chile, nos encontramos con unas aguas termales donde repusimos energías con la satisfacción de haber completado el itinerario. Lo más hermoso fue viajar entre esas cadenas montañosas y tener a la vista la cordillera de Los Andes toda blanca y nevada. Como las anteriores, resultó una experiencia de vida muy valiosa, que seguramente volveré a repetir el año que viene. También tengo el proyecto de visitar el Valle de Las Lágrimas, cerca de donde cayó hace varios años el avión de los rugbiers uruguayos y ascender el cerro Arco cuando se da el fenómeno de la luna llena, lo que he concretado en otras oportunidades”.

Hermosas cascadas a lo largo de la travesía.

Javier no oculta su felicidad. El escenario de fondo, imponente.

Por quinta vez, nuestro vecino unió ambos países a pie.

El Refugio Real de la Cruz, lugar de descanso obligado en la travesía.

Los paisajes a lo largo del camino conforman una postal emocionante.

Javier Gallar llevó su cámara para inmortalizar su paso por estos lugares.

Deje su comentario