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¡Vamos con la bicicleta! Por una mejor calidad de vida

De todos los inventos del hombre para facilitar su locomoción y transporte individual, el más sabio de todos es, seguramente la bicicleta. No contamina, es saludable, no produce gastos y ocupa muy poco espacio. Por esto en muchas importantes ciudades del mundo ha devenido en el principal medio de transportarse dentro de la urbe. El ejemplo más emblemático lo constituye Amsterdam en Holanda. Allí circulan más bicis que automóviles, en segundo lugar, en Europa se encuentra Barcelona en España. En América, Bogotá es la ciudad que encabeza el récord de bicicletas circulando diariamente.

Estas ciudades tienen algo en común. Son muy antiguas, sus calles son estrechas e intrincadas, sus poblaciones crecieron exponencialmente durante el siglo pasado y con ellas la cantidad de automóviles que comenzaron no sólo a contaminar sino a hacer casi imposible el tránsito por sus estrechas callejuelas. Estas son algunas de las razones por las cuales sus gobiernos y sobretodo sus habitantes decidieron, sabiamente, fomentar y facilitar el uso de la bicicleta y desalentar el uso del automóvil dentro de los centros urbanos.

Este proceso de adoptar la bicicleta y preferirla al auto, seguramente no se dio ipso facto, sino paulatinamente.

Lo primero es la toma de conciencia del serio problema que se produce cuando la cantidad de automóviles que circulan dentro de la urbe entorpecen seriamente el traslado de las personas. Paradójicamente, allí, se tarda más en recorrer idéntica distancia haciéndolo en auto que en bicicleta. A esto hay que sumarle que se evita la contaminación ambiental tanto por gases emitidos como por los ruidos de motores y bocinas -contaminación sonora- y no se padece el estrés que se sufre al verse encerrado en un descomunal embotellamiento de histéricos automovilistas. En fin, se logra una mejor calidad de vida desde todo punto de vista.

El creciente aumento de ciclistas en estas ciudades creó nuevas necesidades que debieron ser satisfechas en el transcurso del tiempo. Por ejemplo, adecuar el transporte público interurbano, dado que cuando las distancias a recorrer entre el trabajo y el hogar son extensas el usuario de la bicicleta opta por un servicio mixto: el tramo urbano lo recorre en bici y luego la sube a un ómnibus que lo lleva a la periferia de la ciudad. Este ómnibus está diseñado de forma tal que se viaje sin inconvenientes y cómodamente, las personas y las bicicletas. También hubo de fijar ciertos sitios seguros que sirvieran de playas de estacionamiento para miles de bicis y principalmente reglamentar el tránsito de ellas por las céntricas calles.

Salvando las distancias con las grandes ciudades mencionadas, en Chacras deberíamos, de una buena vez, tomar conciencia del caos vehicular que en horas pico debemos padecer. Las calles del pueblo no se diseñaron para el tránsito de tantos vehículos, tampoco se pueden ensanchar a la medida de las grandes camionetas hoy tan frecuentes. Está en nosotros procurarnos una mejor calidad de vida. En lugar de sacar el auto de la cochera para ir a buscar solo el pan y la leche, súbase a la bici, pedalee tranquilo, sea amable con el medio ambiente y de paso cuide su salud. Tenemos calles hermosas para transitarlas en bicicleta pero están abarrotadas de autos que muchas veces no respetan ni a ciclistas ni a peatones.

Sería bueno, que desde el municipio también se alentara y facilitara el uso de la bici como el mejor para el microcentro de Chacras. ¡Teléfono para nuestras autoridades!

Vecinas que dan el ejemplo!
También el vecino Lucho Ferreira.

Encontramos a bordo de su bicicleta, además, al intendente electo Omar De Marchi, que al ser usuario esperamos que se comprometa con el tema ciclovías y la creación de sendas seguras para circular tranquilos por las calles de Chacras.

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