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Tejedora(s) de alegrías

María López es vecina del pueblo y un ejemplo de solidaridad. Junto a tres grupos de mujeres teje chalecos, ropa y mantas que son entregadas a niños de distintas instituciones.

Por Andrea Calderón

María López, más conocida como Mariquita, vive en Chacras de Coria desde que se casó, cuando tenía 18 años. Junto a su marido, Clodomiro Rodríguez, construyeron su hogar y su familia en una vivienda de la calle Viamonte, donde él reside desde que tiene cinco años. Gracias a su suegra, reconoce, aprendió a tejer y a cocinar, “a hacer dulce y las cosas de la casa”.

Lo primero que tejió fueron unas carpetitas a crochet, después siguió con ropa para sus hijos y más tarde se comprometió a realizar abrigos para niños, tarea en la que de modo solidario continúa involucrada. Lo que Mariquita no hizo jamás fue vender el producto crecido de sus manos. De ellas nacieron regalos: “De mi suegra aprendí rápido; se ve que era una alumna aplicada”, dice.

Fue entre 1971 y 1982 que Mariquita y Clodomiro formaron parte del Club de Leones de Chacras de Coria, la asociación que reunió -en muchos casos- a parejas de vecinos interesados en aportar tiempo y dinero para realizar acciones dirigidas a la comunidad. “Nos desvinculamos cuando notamos que la cuota que pagábamos los socios era enviada a Estados Unidos, que apoyaba a Inglaterra en la ocupación de Malvinas”, destaca. “Durante su existencia organizamos encuentros, cenas y chocolatadas para barrios carenciados. Por eso al disolverse el grupo bajo ese nombre sentimos que debíamos seguir reuniéndonos y así creamos el Club Nahuelche, que no sé en qué lengua significa hombre que sirve”.

Hacían lo mismo que antes pero sin pagar cuota, asegura; por su parte, las mujeres de la asociación se reunían cada 15 días a tomar el té: “Cada una llevaba algo para comer y lo que hacíamos básicamente era hablar de los hijos. Nos propusimos entonces generar algo más y cambiamos el té por el mate y la charla corría mientras tejíamos. La que no sabía, ovillaba o aprendía en esos encuentros”. Así surgió Tejiendo con alegría, un círculo de mujeres abocadas a dar forma, en un primer momento, a cuadraditos de 20 x 20 centímetros en punto Santa Clara. “Se necesitaban 70 para armar una colcha chica y muchos menos para crear un chaleco, que es lo que hacemos desde hace un buen tiempo”.

Durante las reuniones con los hombres, además de los proyectos conjuntos, ellas aprovechaban para reunir fondos y adquirir luego las lanas necesarias. Desde entonces las tejedoras de alegrías celebran cada año la entrega de alrededor de 350 pequeños chalecos que una vez listos son subidos a la camioneta de Mariquita y trasladados con algunas de las 12 integrantes que conforman el núcleo, a hospitales, comedores infantiles y zonas de bajos recursos económicos. Mariquita atesora carpetas enteras de fotografías pobladas de esos instantes de felicidad, cuando los chalecos salen de las bolsas y las tejedoras reparten entre los pequeños el cálido abrigo que tienen para dar.

“Para nosotras los martes a la tarde es feriado nacional, nadie se pide turno al médico ni a la peluquería ese día, porque nos juntamos a tejer”. Madre de dos hijos, abuela de tres nietos, huérfana de madre desde los cinco años, a Mariquita se le llenan los ojos de lágrimas cuando recorre esos álbumes de recuerdos.

Como si fuera poco, es también miembro de un taller de costura junto a otras seis señoras que con retazos de telas fabrican ropa para bebés y niños que también obsequian en zonas necesitadas. Recibidores, escarpines, babitas, mantitas y pijamas son algunas de las prendas que generan. “Según el tamaño del retazo es lo que sale”, dice en el taller de su casa, punto de reunión para esta iniciativa que en julio de 2004 realizó su primera entrega de mitones en la Escuela Villalobos de Luján.

El Grupo de Amigas Solidarias, como se apodaron, lleva como leyenda “Prendas hechas con mucho amor en Chacras de Coria” y escribe su historia en hospitales como el Carrillo, el Lagomaggiore y el Sícoli, en Lavalle. Los encuentros, en este caso, son los lunes por la tarde. En la agenda de Mariquita también hay lugar para las Tejedoras de Esperanzas, que desde 2014 se dan cita los jueves para mover las agujas y hacer mantas de cuadraditos que son una fiesta de color y que una vez finalizadas son llevadas a lugares carenciados. “Hace un tiempo nos reincorporamos con mi marido al Club de Leones pero de Luján”, comparte la mujer, que se dice una enamorada de Chacras y de su gente, la misma que prepara 30 rosarios a crochet para el día en que los chicos que capacita su hija en la Iglesia de Chacras realicen su primera comunión.

Los niños con sus chalequitos llenos de amor.

1 Comentar este artculo

  1. GRISELDA Dijo:

    Excelente Mariquita digna de admiracion.

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