Archivo | enero 17th, 2014

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Jesús Wenceslao Reinoso: Historia de un hacedor

Buenos Vecinos: Orígenes de la Cancha de Chacras

Por Victoria Alfonso

Es miércoles por la tarde y un zonda furioso nos lleva hasta la casa de él.

Nos está esperando, impecable en su pantalón negro y su camisa a rayas celeste y blanca. Jesús Wenceslao Reinoso, “Wence”, y sus 93 años están felices de recibirnos y poder hablarnos de quien fuera su “segunda mujer” -entre risas apunta Cacho Piccione-: la cancha de fútbol de Chacras de Coria, inaugurada en 1943 y que aún esta aquí, cruzando la Panamericana.

Pero antes de eso, hay mucho para escuchar y disfrutar de Wence. Nació en La Rioja, el 3 de julio de 1920, a los 17 años un hermano le avisó que había trabajo en Mendoza y para acá se vino. A Chacras, precisamente. Antes de establecerse, trabajó también en San Juan, en la cosecha; en Rufino -limite de Córdoba y Santa Fe- en la cosecha del maíz, entre otros destinos. “Conocí mucho de mi país”, asegura Wence.

Se instaló en la esquina de la Virgen, donde años más tarde conoció a quien fuera su compañera, Hilda Pessi, mamá de Maria Ester, su única hija quien hasta hoy vive con él.


Empezó trabajando en las obras de colocación de tuberías desde el Río Blanco de Potrerillos hasta el Cerro de la Gloria. “Amaba ese trabajo, zarandeaba la arena para hacer los caños”.

Luego entró a trabajar en la Bodega Martínez –hoy Rosell Boher- donde empezó como temporario en la molienda de la uva: “hacíamos grapa del orujo, pero la verdad es que hacía de todo, lo que me pidieran, siempre me gustó trabajar y la verdad es que era muy bueno; por eso al año siguiente ya me ascendieron y fui hasta jubilarme, capataz. Tenía a todos los trabajadores a mi cargo”.

Destaca muy especialmente a sus empleadores, la familia Martinez “nunca conocí gente tan linda”.

Por aquellos años empezó el sueño de la cancha y el esfuerzo para hacerlo realidad. “Todo Chacras colaboró. Quien fuera vicegobernador, el Sr. Tabanera,  nos dio $5000 para poder emparejar el terreno; ayudaron también muchísimo la familia Agustín, la familia Elías, Don Ramon A. Quiroga, Emilio Fiorentini; muchos, muchísimos trabajamos juntos para hacerla. Terminabamos de trabajar y nos íbamos para alla todos, todos los días. ¡Sacabamos las piedras nosotros mismos!”. “Se inauguró en 1943. Yo no jugué nunca porque ya era grande, tenia 25 años”.

Del primer equipo recuerda a Roberto Coria, Quique Rodriguez, al DT, el Nene Elías y su gran amigo “Cachito” Piccione, el arquero. “Como era hincha de Boca y muy bueno, yo le decía el Gatti de Chacras”. Y este Gatti recuerda con una enorme sonrisa que siempre les regalaba comida y bebidas.

Todavia hoy ama el futbol, aunque hace tres años que no vaya a la cancha. Hincha de River, admira a la famosa “Máquina”, la mítica formación de la década del 40, con una delantera histórica entre quienes estaban Adolfo Pedernera, Ángel Labruna, Félix Losteau, entre otros. Más acá en la historia, le gusta el Burrito Ortega.

Hace 18 años, “no se porqué” quedó ciego; pero su mundo está lejos de ser oscuro, lo inundan de luz quienes lo aman. “Mi hija es lo más grande de la vida. Si no fuera por ella hubiera desaparecido hace rato, me cuida como si fuera un bebé y seguro lo hará hasta que yo me vaya.” “Viene mucha gente a visitarme; sobrinos, amigos como Cachito, las amigas de mi hija.”

“Escucho mucha radio, mucho deportes y mucha música. Me gustan mucho las tonadas, sobre todo las que pasan los domingos, las que cantan los Hermanos Barros, o los Osorio”.

El zonda sigue soplando fuerte y nos vamos despidiendo, agradeciendo a Wence el beso, la foto, la tarde, tanto trabajo y alegría, la cancha, el habernos recibido… Y al partir, lanzamos una promesa azarosa: ¡Hasta la próxima tonada, Wence!

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