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Chacras fue un pueblo muy particular que paulatinamente fue cambiando para bien o para mal. Sus calles angostas, silenciosas y apacibles se fueron tornando en vías saturadas de vehículos, bocinazos y mucha gente extraña que transita presurosa sin detenerse a observar a su alrededor. Si uno se detiene un minuto, si le da tregua a esa innecesaria prisa advertirá que ya no hay pájaros que aniden en nuestros árboles. Migraron los zorzales, los jilgueros, los petirrojos en busca de sitios favorables para trinar. Sólo van resistiendo las palomas y algunos gorriones que, pobres, pocos trinos nos pueden brindar.
Pero nunca hay que bajar los brazos. El que ama a su terruño, lo valora y lo respeta como su lugar en el mundo, siempre intentará aportar su grano de arena para contribuir a la construcción de una montaña de bienestar. Seguramente esto pensaron y sintieron todos y cada uno de los artistas que voluntariamente aceptaron la propuesta de intervenir en la ejecución del Paseo Cultural de calle Viamonte.
La idea era fantástica, su realización difícil. Sin embargo con la buena voluntad y predisposición de vecinos y artistas la obra se pudo hacer. Engalanar calle Viamonte, desde la Escuela hasta la Biblioteca utilizando paredes mudas y vacías para transformarlas en recuerdos, en reclamos, en cantos, en alegrías, en sugerencias. En fin, en convertir a duros muros vacíos en obras de arte.
Chacras es cuna de artistas. Poetas, escritores, dibujantes, pintores; algunos con merecido reconocimiento internacional. Muchos de ellos, desinteresadamente, pusieron manos a la obra para iluminar con sus dones a la calle Viamonte. Y lo hicieron los fines de semana relegando su tiempo libre a cambio de un trabajo comunitario no remunerado.
En el momento de su inauguración, que contó con la presencia de autoridades municipales, allá por el año 2003, este Paseo Cultural lucía espléndido, iluminado, impecable. Pero con el correr de los meses esto fue cambiando para mal. La ignorancia, la desidia, el vandalismo se fueron apoderando del arte. Como si se tratara de un enemigo a quien destruir. O tal vez un mensaje que evitar.
En la pared norte de la casa donde vivió el recordado Dr. Amado Elaskar, recientemente eliminaron un fantástico trabajo realizado por los artistas Toti Reynaud, Cristhian Delhez y Luis Scafati. La ignorancia nos priva de una obra realizada por artistas que nos privilegiaron con su labor.
La pieza del autor Jorge García de Luca, que se encuentra inaugurando el Paseo, sobre la pared de la Escuela ha sido muchas veces víctima de tropelías incalificables. Lo mismo ocurrió con la del maestro Orlando Pardo.
Viviana Ordoñez, Rubén Sosa, Diana Baccarelli, Laura Hart, Nicolás Godoy, Gianni Ugo, Gabriel Fernández, Mili y Mario Delhez y familia nos regalaron la espléndida oportunidad de transitar por calle Viamonte para tratar de alejarnos de todos los ruidos molestos y la ausencia de pájaros. Tenemos que disfrutarla día a día, y sobre todo cuidarla como vecinos responsables.
Lo que no se puede tolerar es que nadie se haga cargo de un bien cultural que sería motivo de envidia para muchos pueblos de Argentina.
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