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Historia de vecinos. Don Cesidio Conte

Por Gabriel Gallar

Inmigrante, humanista y tendero

Siempre es difícil, injusto y hasta innecesario encasillar a las personas; tratar de que “encajen” en algún esquema preconcebido. Sin embargo, la tradición popular y las costumbres pueblerinas nos habituaron a identificar a la gente según su oficio, su procedencia, sus hábitos. Podríamos decir que, cuando alguien no recuerda el nombre del sujeto, tiende a relacionarlo con otro dato que lo caracterice. Entonces, en todos los pueblos, las personas que se criaron en él saben que fulano es el panadero, que mengano es el bombero, que tal es la maestra y que zutano es el gallego…

Elegí sólo tres rasgos para tratar de abarcar la personalidad de Cesidio. De todas formas los tres se entrecruzan permanentemente, pues siempre somos una sola persona.

Cesidio inmigrante

La historia de Cesidio inmigrante es muy similar a la de los miles de italianos, españoles y otros europeos que llegaron a América luego de la segunda guerra.

Nació en Carmánico Terme; Pescara, Italia el 15 de setiembre de 1928. Luego de haber cumplido con el servicio militar en Los Alpes, más precisamente en la zona limítrofe entre Austria y la ex Yugoeslavia, se embarcó rumbo a la Argentina. En el puerto de Buenos Aires se encuentra con su padre y su hermano quienes habían arribado un año antes. Corría el año 51’ en una Argentina próspera.

Durante más de un año habitan una pieza de “cuatro por cuatro”, conviven cinco personas. Luego, con mucho esfuerzo consiguen la casita propia. Cesidio trabaja cinco años en la fábrica de autos Siam Di Tella. “Pero el clima nos traía mal…” –comenta. “Mucho muy húmedo…”

“Teníamos unos paisanos en el Barrio Collovatti, que trabajaban como contratistas en la Bodega Martínez y nos vinimos todos juntos…” “Al principio vivimos en la calle Uriburu –hoy V. Delhez-, luego en lo de Giménez Puga, en Villa Virtudes de la calle Besares.” “Ahí plantamos viñas, parrales, había una vaca que nos daba leche…” “Hasta que se nos dio la oportunidad de comprar esta propiedad a doña Carmelita Tejo de Gómez, en  el año 59’.” “Recuerdo que firmamos el contrato de compra-venta a las cinco de la tarde y a la una de la mañana cayó una tormenta de granizo que ni supimos qué clase de uva había en la viñita…”

Aquí trabajó seis años en Carbometal y siete en la Cervecería reparando bombas centrífugas y los molinos para la malta. Pero simultáneamente, con su padre y hermano, había comenzado con el negocio de la tienda en 1962.

Otra actividad que había emprendido la familia era la producción de vino casero. Construyeron unas piletitas, le compraron una moledora a Ricardo Elaskar y una finquita en Maipú a Cocucci. Así, de a poco, lograron tener su marca propia “Vino Conte”. “Un moscato riquísimo” –se ufana Cesidio. Vendían vino en Córdoba y en Lanús (Bs. As.) además de en el pueblo. Esta actividad concluye luego de la muerte de su hermano José, muy afectado de los pulmones, y con su padre ya entrado en una edad avanzada y con pocas fuerzas.Entonces se dedicó por entero a la tienda. “Llené de mercadería”- recuerda. “Había cinco o seis chicas atendiendo…” “En esa época había más equilibrio entre lo que se ganaba y el valor de los bienes…”

Cesidio está casado con Raquel Freites. “Tengo un vástago” -dice con orgullo, “que va a perpetuar el apellido que casi se extingue…”

Pudo retornar a Italia en 1993, invitado por los Consejos comunales y la Dirección de Turismo. Allí se reencontró con su hermana luego de 43 años y pudo conocer parte de su Patria. “Siempre digo que el italiano tuvo que emigrar para conocer Italia.” “El fascismo nos cerró las puertas…” “Mussolini necesitaba ‘carne de cañón’ para la guerra…” “Se había propuesto reconquistar el Imperio romano…” -ironiza.

Cesidio humanista

Quien haya tenido el gusto de charlar con  Cesidio habrá advertido que es un hombre culto. A pesar de no haber podido aprovechar totalmente la escuela porque “me quitaron los mejores años; cuando empezó la guerra yo tenía 10 años y cuando terminó, 17…” Sin embargo tiene una profunda pasión por la lectura.

Cuando lo fui a visitar para esta entrevista me estaba esperando con un papel en la mano. “Para amenizar un poco”-propuso- y arremetió con la lectura de una hermosa poesía “África libre” de Patricio Lumumba, un líder de la revolución congoleña contra el imperio Belga durante la década del 70´.

Entre sus escritores de cabecera “infaltable” está José Ingenieros, autor de textos que Cesidio no duda en recomendar: ‘El hombre mediocre’, ‘Hacia una moral sin dogmas’ y ‘La fuerza moral’. Opina que toda la gente joven debería leerlos porque tiene ideas muy importantes.

De memoria recita algunos párrafos de ‘El hombre mediocre’. Es fabuloso, dice. Cuando habla de la patria:  “…Los países son expresiones geográficas, los Estados son formas de equilibrio político, la Patria es mucho más y es otra cosa…mancomunación de esfuerzos, ideales…” Luego dice: “…está implícita en los sentimientos íntimos de una raza y no en las confabulaciones de politiqueros que medran a su sombra…” Y concluye: “Cuando la miseria moral asola un país, la culpa es de todos los que por falta de cultura, de ideales, no supieron amarla como patria, de todos los que viven de él sin trabajar para él.

Reconoce Cesidio que no se perdía ningún discurso de Benito Marianetti en la esquina de Córdoba y San Martín. “Fue una verdadera escuela de política” – afirma convencido.

Fue delegado gremial del sindicato de los metalúrgicos, de los químicos, de los cerveceros; llegando a participar en tres congresos nacionales en Buenos Aires. Luego, ya como trabajador autónomo, en el 69’deja la vida sindical. “Siempre me gustó debatir, profundizar.” “Uno está compenetrado con esta lucha, las injusticias son intolerables dentro de uno…” “Los ideales siempre se profundizan…, ahora no sé cuál será el futuro del hombre…”

Cesidio tendero

El ‘tendero’ es el encargado o dueño de la tienda. Estos vocablos van desapareciendo del habla de nuestros jóvenes. Ahora están los ‘shopping’, los ‘paseos de compras’, los ‘mall’… Casi ninguna madre manda a su hijo a la ‘tienda’ (además, el pibe no sabría dónde ir…)

Sin embargo, este oficio y este servicio, que paulatinamente van desapareciendo, deben ser de los más antiguos y nobles.

TIENDA deriva del latín: “tendere”: ‘tender’, ‘desplegar’. De esta raíz provienen muchas palabras que utilizamos cotidianamente: tendedero, tendencia, contendiente, intención, tesón, pretender, tendal…etc. Yo deseo rescatar, especialmente, uno de sus derivados: “attendere”: propiamente ‘tender el oído hacia algo’; ‘poner atento el ánimo’; ‘entender’….

Si jugamos un poco con estas palabras reconoceremos a Cesidio ‘el tendero’. Pues él, en persona, nos atiende, nos presta sus oídos, trata de entendernos y sobretodo está animoso para compartir una charla con sus circunstanciales clientes.

En este Chacras que paulatinamente va perdiendo su identidad como pueblo en ‘pos del progreso’ (y que corre el riesgo cierto, a corto plazo, de convertirse en una especie de sitio poblado sólo por comercios y restaurantes) es bueno que aún subsista la tienda ‘Don José’.

Algunos lectores nacidos y criados en Chacras, coincidirán que cada almacén, cada tienda, cada local, tenía un sello propio, algo que lo distinguía y lo hacía especial. Pienso en los olores, en la iluminación, en los colores… La farmacia de Cuitiño, la casa  Quilice, la peluquería de Don García, el consultorio del Dr. Levy, el negocio de Elías Chantire, el boliche del Elio…

Hoy por hoy, gracias a la globalización, todos los locales comerciales modernos y actualizados lucen como clones de ejemplos importados de cualquier sitio sin identidad. Tal vez por eso (y por otras razones más complejas) muchos empleados deben lucir sobre su uniforme un cartelito con el nombre de pila que los identifica.

La ‘Tienda Don José’ persiste a pesar de todos los avatares económicos y políticos que hemos padecido durante estas últimas tres décadas.

Recuerda Cesidio que una de las peores épocas que le tocó como comerciante, fue durante el gobierno de Menem y Cavallo. “Fue el saqueo más grande que se hizo en la Argentina…” –afirma. “La plenitud de la destrucción del mercado interno.”“Abrieron la importación de mercadería de porquería, muy barata; pero no podíamos competir…” “Yo trabajaba con prendas de cachemira, de bremer hecho en Mar del Plata, que era fabulosa…” “Pero no podíamos vender…” “Tenía el negocio lleno de mercadería amontonada…”

“Todos estábamos endeudados, no podíamos pagar impuestos…” “A veces pienso” –ironiza; “que Menem y Cavallo solucionaron así el problema de la crisis energética, ya que cerraron un montón de fábricas y negocios…”

“Luego me ayudó un poco cuando apareció la moda ‘retro’…; todos buscaban la prenda de antes y yo la tenía…” –sonríe.

Actualmente Cesidio conserva gran parte de su antigua clientela, aunque a algunos vecinos los ralearon para otros barrios como El Ventisquero, Las Parras, El Moscón, etc. “Y si bien hay una comunidad nueva, ésta no se integra, como decía el Dr. Levy.” “Parece que no le interesa, no son del pueblo.”

El tendero tiene un recuerdo especial para Laura Marincovich, quien fue su última empleada. “Una muchacha muy buena, muy guapa” “Pero al final no le podía pagar, cobraba mi jubilación y se la pasaba a ella.”

Así es, estimado lector: si necesita alguna prenda de calidad o si quiere pasar un rato ameno charlando de temas importantes con Cesidio Conte, acérquese a ‘Tienda Don José, ahicito nomás, en Viamonte frente a la estación de servicio YPF.

Don Cesidio en la puerta de su tienda.

3 Comentar este artculo

  1. SILVIA BRAMONTI Dijo:

    Que bien se lo ve!!!!!…..me viene a la memoria mi juventud,cuando una ya empezaba a salir a los bailecitos de la plaza y en la tienda de CESIDIO tenia la oportunidad de ver toda la ropa,porque él tenia toda la paciencia de mostrar una y otra…..hasta encontrar lo que buscaba y por supuesto si el sueldo no alcanzaba,tenia la cuenta corriente a disposicion……siempre con la mejor sonrisa y confianza………y luego de muchos años se caso con una amiga,compañera de trabajo en la bodega PERPIÑAN….RAQUEL……la cual por este medio le mando un gran saludo,como a CESIDIO tambien,lamentablemente estoy fuera y no los veo desde hace años…..
    SALUDOS DESDE ALICANTE

  2. Mariana Dijo:

    ¿por qué siempre hablan tan mal de los nuevos vecinos de chacras? resulta absolutamente agresivo y realmente dan ganas de dejar de seguirlos. siempre mucho resentimiento. muchas personas que llegamos a chacras buscamos algo que no nos da la ciudad, en mi caso un estilo de vida similar a la del pueblo de donde vengo… mucha gente que conozco ha llegado desde otras provincias buscando algo que la ciudad de mendoza no les podía dar… por qué tanto odio? porque no tenemos familia acá? porque no crecimos acá? siempre me siento agredida cuando leo estas notas.. quiero aprender de chacras y termino sintiéndome agredida e indeseada.

  3. Gabriel Dijo:

    ese es mi abuelo :´)

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