Archivo | mayo 10th, 2013

La vecina Florencia Linero fue becada en Europa -->

La vecina Florencia Linero fue becada en Europa

La joven científica chacrense, nieta de doña Ursula Jelasich, fue reconocida en La Sorbona, París, por sus investigaciones. Para los que no saben, doña Ursula fue dueña de uno de los bares más antiguos de nuestro pueblo, ubicado en calles Viamonte y Mitre.

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¿Son nuestros cerebros femenino y masculino iguales o diferentes? -->

¿Son nuestros cerebros femenino y masculino iguales o diferentes?

La señora editora de este periódico solicitó cordialmente no hace mucho, que  explicara para los lectores de Correveidile  acerca de lo que hoy se sabe sobre el funcionamiento cerebral. El tema da para largo, así que, estimado lector/a, prepárese, porque va a ver colmada su capacidad de asombro. Manos a la obra.

Por José E. Marianetti

El siglo XIX fue rico en la investigación desde la anatomía patológica, las lesiones por heridas de guerra y la clínica médica en relación al tema. Se descubrieron y describieron los grandes síndromes neurológicos y varias enfermedades del sistema nervioso central quedaron descritas e identificadas totalmente. Se conocía, desde Ramón y Cajal, su compleja estructura, pero aún no se tenía claridad en la forma en que se producía el fenómeno de la transición del impulso nervioso. Aun no existía el microscopio electrónico, no se conocían ni se habían visto estructuras celulares consideradas hoy fundamentales como, por ejemplo, las mitocondrias. Es decir, existían todavía muchos puntos oscuros, por lo que no se tenía un conocimiento y comprensión cabal del funcionamiento y los por qué abundaban. A nivel mundial, grandes investigadores dedicaron sus vidas al tema y, por ello, pasaron a la historia de la ciencia. En la Rusia zarista, Bechterew, con su libro “Los reflejos del cerebro”, Wedensky, Babinski, fueron pioneros, así como Charcot en Francia. En la década del ‘30 del siglo XIX,  I.P. Pavlov, (Premio Nobel 1904) se destaca por sus estudios sobre los nervios del corazón y del estómago y es el primero en concebir el estudio del sistema nervioso en el animal vivo, sin producirle ningún daño o alteración, en forma experimental. Su colosal trabajo, de más de cincuenta años, nos deja el descubrimiento de los reflejos condicionados, que utiliza como herramienta para sus fines y lo lleva después  a concebir su teoría de la actividad nerviosa superior, destacando a los fenómenos de la excitación e inhibición como motores fundamentales de la actividad cerebral. Estudia los tipos nerviosos en el animal, el hombre y el niño, descubre cómo se desarrolla el lenguaje y lo designa como segundo sistema de señales de la realidad. Estudia al sueño como fenómeno, explicando su función, sentando las bases de lo que hoy conocemos como neurofisiología. Se le suman discípulos como Asratian, Anojin, Frolov, Bykov, Rubinstein, Luria, Ivanov-Smolensky,Vigotsky, vigorizando y ampliando sus logros hacia el campo de la psicología. Otros países no le van en zaga. Adrian, Sherrington, Eccles, en Inglaterra; Watson en EEUU, aportan sus trabajos, hoy clásicos ineludibles que hay que conocer para poder hablar del tema con seriedad. A partir de los estudios del psicólogo Sperry (1960-70) sobre cerebro escindido o dividido, llega a comprenderse ahora cómo ambos hemisferios cerebrales, derecho e izquierdo, a pesar de trabajar al unísono, tienen entre si diferencias y particularidades. Así son funciones específicas del hemisferio izquierdo la palabra, la escritura, la estereognosia, la compresión de un texto y los componentes léxico y sintáctico del lenguaje. Del hemisferio derecho, las capacidades especiales, un lenguaje rudimentario y los aspectos prosódicos del lenguaje. La materia nerviosa está constituida por neuronas que son las principales formadoras de la sustancia gris y sus axones o fibras, que constituyen la sustancia blanca, sirven como vías de conducción de la energía nerviosa. Al nacer, el ser humano posee unos cien mil millones de neuronas y cada una de ellas puede conectarse a su vez con unas diez mil. ¡Imagine Ud. la intrincada complejidad! Por si fuera poco, han ido descubriéndose sustancias que habilitan o inhiben los impulsos. Todo ello ha contribuido para tener hoy un panorama mucho más claro para poder estudiar los resultados de la actividad cerebral, la conducta… En los sesenta fui partícipe, durante mi formación profesional, en el descubrimiento y utilización experimental de muchas de estas cosas, lo que me enorgullece. Hablamos sobre Sperry. Ambos hemisferios trabajan juntos pero no cumplen las mismas funciones. Las diferencias por él estudiadas siguen dando frutos. Ambos cerebros, femenino y masculino, tienen diferencias morfológicas y funcionales. El femenino es de un tamaño algo menor, pero con igual número de células. Más del 99% del código genético del hombre y la mujer son idénticos. Entre los treinta mil genes del genoma humano, hay una diferencia entre ambos que es menor al 1%. La realidad neurológica femenina no es igual a la del hombre. Es menos constante. La de él es como una montaña, que va gestando lentamente sus glaciares, volcanes y movientes telúricos. El de ella es más bien como el clima, constantemente cambiante y difícil de predecir. Entre ambos hay diferencias estructurales, químicas, hormonales. Reaccionan de forma diferente ante el stress y el conflicto. Utilizan distintas áreas y circuitos cerebrales para resolver problemas y procesos del lenguaje, experimentan y almacenan la misma información y procesan de diferente manera los estímulos como oir, ver, sentir, pero cumplen los mismos objetivos. Las mujeres necesitan más tiempo para llegar a igual respuesta. En los centros cerebrales para el lenguaje experimentan y almacenan la misma información, las mujeres tienen más células que los varones y también resuelven mejor los detalles de los padecimientos emocionales. En el hombre están más desarrollados los centros para la acción y la agresividad. Los pensamientos de contenido sexual están presentes en el hombre, varias veces al día -por lo menos cinco-, mientras que en la mujer se presenta solo uno, y en los días fértiles, hasta cuatro. La mayor parte del desarrollo cerebral que determina los caracteres específicos del sexo, sucede durante las primeras dieciocho semanas del embarazo. El cerebro femenino, al nacer esta “más maduro” y se desarrolla más de prisa durante los dos primeros años de vida extrauterina. Si logró entusiasmarse con lo que ha leído y desea saber más, manifiéstemelo y, como dice Jorge Sosa en sus diarios monólogos, “se la sigo en el próximo ejemplar”. Gracias por su tiempo.

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