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Barajar y dar de nuevo

Enero y febrero son meses movilizadores. Para muchos significan “las vacaciones”, salir a buscar otros paisajes, otros entornos, otros aires. Otros tantos, por opción o por obligación, permanecen en su lugar. Pero, para todos, el verano es el tiempo de un necesario descanso. O, por lo menos, así debería ser. Para bajar los decibeles, para observar la vida con otra mirada, con otra actitud; propicias para el balance y la reflexión. Para armar nuevos proyectos, para proyectar nuevos sueños, para soñar con cumplir viejos anhelos.

Para descansar y pasear, en franca tarea de reanimar el espíritu. Si el presupuesto o las eternas obligaciones no nos permiten partir, por lo menos debemos pensar en escapar un rato, aunque sea, hasta los maravillosos arroyos que aún –no minería contaminante mediante- podemos gozar en nuestros valles y/o montaña, esos con que la Naturaleza nos benefició a los privilegiados nacidos en suelo mendocino. Esto nos ayuda a recargar las pilas y empezar con nuevas energías otro año más de nuestras vidas. Nos prepara en mente y espíritu para semejante desafío. Lo dicho: momento de barajar y dar de nuevo.

Ahora bien. Existe también otra circunstancia para este concepto de empezar de nuevo. Y es que, precisamente, este verano estamos estrenando nuevas autoridades en el gobierno municipal y en el provincial. Más allá de las cuestiones meramente partidarias, en Luján tenemos nuevo intendente y un cuerpo legislativo parcialmente renovado. Esto nos lleva a crearnos nuevas expectativas como comunidad, en el sentido de volver a pensar en construir  espacios de coparticipación, en los que vecinos y autoridades se comprometan y trabajen juntos en aquellos aspectos que hacen al bien común. Dentro de ese marco, desde nuestro medio –y junto a muchísimas personas más- renovamos nuestro viejo anhelo de que finalmente algún funcionario haga algo por el arbolado público.

En este sentido, en diciembre pasado fue presentado al gobierno provincial el informe anual del Consejo Provincial de Defensa del Arbolado, según manda la Ley provincial, cuyo diagnóstico es LAMENTABLE. Por razones de tiempo, ya que accedimos a dicha información al cierre de esta edición,  desarrollaremos este tema en nuestro próximo número, pero no queremos dejar pasar  en este momento la gravedad de la llamada de atención que los profesionales aglutinados en dicho cuerpo consultivo –creado por ley durante el gobierno de Arturo Lafalla- hacen a nuestras autoridades provinciales.

Por nuestra parte queremos resaltar la urgencia de atender dos puntos emergentes del documento: que se adecuen inmediatamente los códigos municipales a las leyes provinciales del arbolado público y la imperiosa necesidad de comenzar YA a romper las acequias impermeabilizadas, segun rezan dichas leyes. Antes de que sea tarde. Dos aspectos que desde Correveidile repetimos y reiteramos hasta el cansancio. Y Luján debe tomar la iniciativa. Nuestro departamento, además de albergar frondosas arboledas, es sede también de organismos expertos, como el INTA y la Facultad de Ciencias Agrarias. Además de una comunidad amante de su arbolado.

Por lo tanto reiteramos el pedido, con las expectativas renovadas ante nuevos interlocutores gubernamentales, que el 2012 sea el año de revalorización del árbol mendocino. ¡Y que alguien escuche: el arbolado mendocino agoniza!

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