Categoría | Cultura

Políticas de seguridad ciudadana: de la represión a la inclusión

¿Bajó el delito en Mendoza?

Por Nicolás Sosa Baccarelli

La política de seguridad pública, al ser una política de segundo orden, operaba y sigue operando como un nivel de contención de políticas económicas y educativas que no son inclusivas.

Los números son, decía Pitágoras, la esencia de las cosas. Todo fenómeno guarda en su interior una cantidad, una dimensión, un tiempo. La reflexión milenaria justifica acaso que sean los números, y más precisamente las encuestas, filosas armas capaces de sostener gobiernos o de hacerlos tambalear. Los números son poderosos y los argentinos sabemos de esto. Vivimos épocas en las que proliferan, se duplican, se dividen, dicen y se contradicen, dependiendo de quién sea el que los forja. Por eso es importante saber andar entre ellos, conocer quién los hace, cómo los hace y, sobre todo, saber interpretarlos.

A mediados de octubre se presentó en la Universidad de Congreso, los resultados de la última encuesta de victimización del Instituto Latinoamericano de Seguridad y Democracia, correspondiente al año 2010. El acontecimiento contó con la presencia de altos funcionarios del Poder Judicial, del Ministerio Público y del Poder Ejecutivo. Inmediatamente los diarios de la provincia advertían los sorprendes resultados de la encuesta que señala una baja considerable en la victimización en delitos urbanos y un aumento de la cantidad de denuncias ingresadas al sistema penal.

Buscando pistas de estos estudios dimos con Alejandro Poquet, su artífice y responsable.

Abogado, profesor de Derecho Penal y consultor de Naciones Unidas, Alejandro Poquet fue además Subsecretario de Justicia de nuestra provincia. Ha escrito libros y artículos especializados sobre criminología, derecho penal, y seguridad pública. Nos recibe en su estudio y se explaya sin tiempo ante nuestras preguntas, con un entusiasmo que evidencia su pasión por estas cuestiones.

¿Alejandro, qué es la encuesta de victimización y de qué metodología se vale?

Se denomina “de victimización” porque que va al encuentro de las víctimas o del ciudadano concreto, de carne y hueso; de todos, porque muchos de los entrevistados no han sido víctimas de un delito. Nos valemos de una metodología muy rigurosa proveniente de Naciones Unidas. Maneja estándares internacionales para que todas las ciudades que aplican esta metodología se puedan comparar entre sí. Tiene un margen de error mínimo y un nivel de confianza del 95%. Esto habla de la seriedad del instrumento metodológico. Permite conocer los matices de la criminalidad urbana, cómo se compone, las modalidades de comisión, la imagen de la policía, etc. Hace mucho tiempo que existe y que lo recomienda Naciones Unidas. Se ha utilizado en Estados Unidos, en países europeos y en muchos países de América Latina.

Es una encuesta por muestreo que se hace sobre la base de 1.131 casos. Un número muy importante de casos, en parte del gran Mendoza: Ciudad, Las Heras, Guaymallén y Godoy Cruz. Lo hicimos en 2008, lo que nos permite comparar los resultados. Son más de 200 preguntas, en un cuestionario semiestructurado, y se puede estar entre media hora y una hora con cada entrevistado. Es probabilístico, es decir que cualquier cuidadano puede ser sujeto de la encuesta. Utilizamos una cuota de sexo y de edad. Un 50% de varones y el otro 50% de mujeres, todos mayores de 15 años, de todas las edades, con divisiones geográficas, económicas, de nivel de instrucción, entre otras variables.

“La encuesta te interpela”

Vamos a los números. Llamó la atención, cuando estos resultados se conocieron, la baja en los índices de victimización. De un 40,8% en 2007 a un 29,2% en el 2010. La encuesta refleja un 70,8% de personas que sufrieron delitos. ¿A qué se debe esta disminución?

No tengo datos precisos, oficiales que me permitan saber eso. Puede tener que ver con una mejora de las condiciones generales de la gente, puede ser… puede ser. Porque la cifra a nivel nacional, también ha bajado. Se puede decir esto provisoriamente. No tengo datos certeros para poder suscribir esto.

Un  60,2 % de esos delitos no fueron denunciados. La llamada “cifra negra”, que, si bien parece elevada, ha disminuido desde el 2007 a la actualidad. ¿Qué opinión te merece esto?

Es muy alto, sí. Pero ha bajado con respecto a lo detectado por la encuesta anterior. Ha habido una mayor cantidad de denuncias. Hay un universo de delitos que no se conocen, que no se pueden conocer. En esto, estos instrumentos son soberanos. No hay otros.¿Qué plan de seguridad pública se puede desarrollar, si la mayor cantidad de delitos no se denuncian? Es necesario medir. El resto, es decir, lo relacionado con los delitos denunciados, es muy importante cruzarlo con los datos con los oficiales. Pero… es importante empezar a hablar de otra manera. Porque la realidad es compleja, más compleja que lo que muestran los medios. ¿De qué delitos estamos hablando? ¡Delitos urbanos! Esto es importante. Estamos hablando de los llamados “delitos convencionales”. Lo que ocurre en la ciudad. Lo que hace a la “calidad de vida” de la urbe. La gente tiene derecho a conocer qué pasa en la ciudad en que vive. Esto es lo que, en líneas generales, ha bajado.

Según tus números, las principales causas por las cuales la gente no denunció están relacionadas con desconfianza frente a la policía. ¿Cómo es esto?

Si, así es. Igualmente se ha visto una confusión de la gente entre Policía, Ministerio Público Fiscal y Poder Judicial. Hemos visto cómo muchos han creído que estaban haciendo la denuncia ante la Policía y en realidad estaban ante un funcionario judicial.  Acá se ve otro problema, no se ha sabido comunicar la reforma al Código Procesal Penal, a pesar de los esfuerzos ciclópeos de poner una oficina fiscal, un ayudante fiscal para atender a la gente… Esto se debe en parte a la apropiación de los temas de seguridad por parte de los “expertos”. Falta aquí un trabajo de “sensibilización” de la gente.

¿Ha disminuido la sensación de inseguridad?

Ha disminuido. Ha bajado cerca de 10 puntos en comparación con la anterior de 2007. Pero es importante analizar esto en el tiempo, cruzar las variables con las oficiales. Y lograr continuidad para ver las tendencias. Hay que saber leer los números, la foto de los medios no siempre es un análisis correcto.

Otro dato que me pareció importante: la respuesta que se ha dado a la pregunta sobre qué hace falta hacer en materia de seguridad… la respuesta mayoritaria ha sido…

Más y mejor educación. Se ha hablado más de cumplir  la ley, de obedecer la ley lo cual es muy importante. Sobre esto se podría hablar mucho. Creo que la opinión de “las gentes”, de “los públicos” hay que interpretarla. Cuando la gente, el vecino de Candela (refiriéndose a la niña trágicamente fallecida, Candela Rodríguez) pide más pena, o penas más severas, o penas de muerte, etc. ¡lo que está pidiendo es otra cosa! Lo que pasa es que este mensaje debe ser interpretado racionalmente, democráticamente, republicanamente.

No es la pobreza, sino la exclusión, y la desigualdad lo que genera el ambiente propicio para la violencia”.

Luego viene todo un trabajo con estos números…

Hay que “trabajar el trabajo”. Así es. A partir de estos datos, se deben emprender acciones racionales, eficientes. Esto es muy importante.

Éste es un instrumento que permite tomar medidas que vayan hacia la inclusión social. ¡Este es el gran desafío: lograr, desde las políticas de seguridad pública, la inclusión social! - subraya con énfasis- Tradicionalmente, con el modelo represivo que ha conquistado la conciencia de Occidente, lo que se ha hecho es fomentar la exclusión social. La política de seguridad pública, al ser una política de segundo orden, operaba y sigue operando como un nivel de contención de políticas económicas y educativas que no son inclusivas. Un reclamo de determinada medida de seguridad por parte de eso que llamamos “la gente”, en realidad es un reclamo que no es de “la gente” sino de los que tienen más voz! A nivel global, cada vez más gente queda afuera del banquete, y aparece la seguridad pública como una valla de contención para evitar desbordes. Entonces…conceptos como “prevención”, “garantismo”, se han banalizado, no se han entendido.

El Estado se debe hacer presente mediante medidas democráticas de inclusión. Hacerse presente no para reprimir, sino para in-clu-ir.

Deje su comentario