Archivo | diciembre 22nd, 2011

Políticas de seguridad ciudadana: de la represión a la inclusión -->

Políticas de seguridad ciudadana: de la represión a la inclusión

¿Bajó el delito en Mendoza?

Por Nicolás Sosa Baccarelli

La política de seguridad pública, al ser una política de segundo orden, operaba y sigue operando como un nivel de contención de políticas económicas y educativas que no son inclusivas.

Los números son, decía Pitágoras, la esencia de las cosas. Todo fenómeno guarda en su interior una cantidad, una dimensión, un tiempo. La reflexión milenaria justifica acaso que sean los números, y más precisamente las encuestas, filosas armas capaces de sostener gobiernos o de hacerlos tambalear. Los números son poderosos y los argentinos sabemos de esto. Vivimos épocas en las que proliferan, se duplican, se dividen, dicen y se contradicen, dependiendo de quién sea el que los forja. Por eso es importante saber andar entre ellos, conocer quién los hace, cómo los hace y, sobre todo, saber interpretarlos.

A mediados de octubre se presentó en la Universidad de Congreso, los resultados de la última encuesta de victimización del Instituto Latinoamericano de Seguridad y Democracia, correspondiente al año 2010. El acontecimiento contó con la presencia de altos funcionarios del Poder Judicial, del Ministerio Público y del Poder Ejecutivo. Inmediatamente los diarios de la provincia advertían los sorprendes resultados de la encuesta que señala una baja considerable en la victimización en delitos urbanos y un aumento de la cantidad de denuncias ingresadas al sistema penal.

Buscando pistas de estos estudios dimos con Alejandro Poquet, su artífice y responsable.

Abogado, profesor de Derecho Penal y consultor de Naciones Unidas, Alejandro Poquet fue además Subsecretario de Justicia de nuestra provincia. Ha escrito libros y artículos especializados sobre criminología, derecho penal, y seguridad pública. Nos recibe en su estudio y se explaya sin tiempo ante nuestras preguntas, con un entusiasmo que evidencia su pasión por estas cuestiones.

¿Alejandro, qué es la encuesta de victimización y de qué metodología se vale?

Se denomina “de victimización” porque que va al encuentro de las víctimas o del ciudadano concreto, de carne y hueso; de todos, porque muchos de los entrevistados no han sido víctimas de un delito. Nos valemos de una metodología muy rigurosa proveniente de Naciones Unidas. Maneja estándares internacionales para que todas las ciudades que aplican esta metodología se puedan comparar entre sí. Tiene un margen de error mínimo y un nivel de confianza del 95%. Esto habla de la seriedad del instrumento metodológico. Permite conocer los matices de la criminalidad urbana, cómo se compone, las modalidades de comisión, la imagen de la policía, etc. Hace mucho tiempo que existe y que lo recomienda Naciones Unidas. Se ha utilizado en Estados Unidos, en países europeos y en muchos países de América Latina.

Es una encuesta por muestreo que se hace sobre la base de 1.131 casos. Un número muy importante de casos, en parte del gran Mendoza: Ciudad, Las Heras, Guaymallén y Godoy Cruz. Lo hicimos en 2008, lo que nos permite comparar los resultados. Son más de 200 preguntas, en un cuestionario semiestructurado, y se puede estar entre media hora y una hora con cada entrevistado. Es probabilístico, es decir que cualquier cuidadano puede ser sujeto de la encuesta. Utilizamos una cuota de sexo y de edad. Un 50% de varones y el otro 50% de mujeres, todos mayores de 15 años, de todas las edades, con divisiones geográficas, económicas, de nivel de instrucción, entre otras variables.

“La encuesta te interpela”

Vamos a los números. Llamó la atención, cuando estos resultados se conocieron, la baja en los índices de victimización. De un 40,8% en 2007 a un 29,2% en el 2010. La encuesta refleja un 70,8% de personas que sufrieron delitos. ¿A qué se debe esta disminución?

No tengo datos precisos, oficiales que me permitan saber eso. Puede tener que ver con una mejora de las condiciones generales de la gente, puede ser… puede ser. Porque la cifra a nivel nacional, también ha bajado. Se puede decir esto provisoriamente. No tengo datos certeros para poder suscribir esto.

Un  60,2 % de esos delitos no fueron denunciados. La llamada “cifra negra”, que, si bien parece elevada, ha disminuido desde el 2007 a la actualidad. ¿Qué opinión te merece esto?

Es muy alto, sí. Pero ha bajado con respecto a lo detectado por la encuesta anterior. Ha habido una mayor cantidad de denuncias. Hay un universo de delitos que no se conocen, que no se pueden conocer. En esto, estos instrumentos son soberanos. No hay otros.¿Qué plan de seguridad pública se puede desarrollar, si la mayor cantidad de delitos no se denuncian? Es necesario medir. El resto, es decir, lo relacionado con los delitos denunciados, es muy importante cruzarlo con los datos con los oficiales. Pero… es importante empezar a hablar de otra manera. Porque la realidad es compleja, más compleja que lo que muestran los medios. ¿De qué delitos estamos hablando? ¡Delitos urbanos! Esto es importante. Estamos hablando de los llamados “delitos convencionales”. Lo que ocurre en la ciudad. Lo que hace a la “calidad de vida” de la urbe. La gente tiene derecho a conocer qué pasa en la ciudad en que vive. Esto es lo que, en líneas generales, ha bajado.

Según tus números, las principales causas por las cuales la gente no denunció están relacionadas con desconfianza frente a la policía. ¿Cómo es esto?

Si, así es. Igualmente se ha visto una confusión de la gente entre Policía, Ministerio Público Fiscal y Poder Judicial. Hemos visto cómo muchos han creído que estaban haciendo la denuncia ante la Policía y en realidad estaban ante un funcionario judicial.  Acá se ve otro problema, no se ha sabido comunicar la reforma al Código Procesal Penal, a pesar de los esfuerzos ciclópeos de poner una oficina fiscal, un ayudante fiscal para atender a la gente… Esto se debe en parte a la apropiación de los temas de seguridad por parte de los “expertos”. Falta aquí un trabajo de “sensibilización” de la gente.

¿Ha disminuido la sensación de inseguridad?

Ha disminuido. Ha bajado cerca de 10 puntos en comparación con la anterior de 2007. Pero es importante analizar esto en el tiempo, cruzar las variables con las oficiales. Y lograr continuidad para ver las tendencias. Hay que saber leer los números, la foto de los medios no siempre es un análisis correcto.

Otro dato que me pareció importante: la respuesta que se ha dado a la pregunta sobre qué hace falta hacer en materia de seguridad… la respuesta mayoritaria ha sido…

Más y mejor educación. Se ha hablado más de cumplir  la ley, de obedecer la ley lo cual es muy importante. Sobre esto se podría hablar mucho. Creo que la opinión de “las gentes”, de “los públicos” hay que interpretarla. Cuando la gente, el vecino de Candela (refiriéndose a la niña trágicamente fallecida, Candela Rodríguez) pide más pena, o penas más severas, o penas de muerte, etc. ¡lo que está pidiendo es otra cosa! Lo que pasa es que este mensaje debe ser interpretado racionalmente, democráticamente, republicanamente.

No es la pobreza, sino la exclusión, y la desigualdad lo que genera el ambiente propicio para la violencia”.

Luego viene todo un trabajo con estos números…

Hay que “trabajar el trabajo”. Así es. A partir de estos datos, se deben emprender acciones racionales, eficientes. Esto es muy importante.

Éste es un instrumento que permite tomar medidas que vayan hacia la inclusión social. ¡Este es el gran desafío: lograr, desde las políticas de seguridad pública, la inclusión social! - subraya con énfasis- Tradicionalmente, con el modelo represivo que ha conquistado la conciencia de Occidente, lo que se ha hecho es fomentar la exclusión social. La política de seguridad pública, al ser una política de segundo orden, operaba y sigue operando como un nivel de contención de políticas económicas y educativas que no son inclusivas. Un reclamo de determinada medida de seguridad por parte de eso que llamamos “la gente”, en realidad es un reclamo que no es de “la gente” sino de los que tienen más voz! A nivel global, cada vez más gente queda afuera del banquete, y aparece la seguridad pública como una valla de contención para evitar desbordes. Entonces…conceptos como “prevención”, “garantismo”, se han banalizado, no se han entendido.

El Estado se debe hacer presente mediante medidas democráticas de inclusión. Hacerse presente no para reprimir, sino para in-clu-ir.

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El nuevo libro de Alicia Contursi -->

El nuevo libro de Alicia Contursi

“Poetas del tango y el sentir argentino (1917-1959)”

Por Nicolás Sosa Baccarelli

Academia Mendocina del Tango

Pocas personas pueden jactarse de una prosapia tanguera más genuina y más honrosa que Alicia Hebe Contursi. Sin embargo lo hace con modestia, con un íntimo orgullo que desnuda a sus amigos, muy distante de la vanidad. “Mi papá no me enseñó cómo hacer un peso… sino a contar las sílabas de un verso” dice la hija, la nieta de poetas.

Hija de José María, el poeta romántico del tango. Nieta de Pascual, ese poeta amigo de Gardel, que  allá por 1917 se animó a decir para que el Zorzal cantara “Percanta que me amuraste en lo mejor de mi vida…”,  generando uno de los cambios más profundos en la historia del tango y de la cultura nacional.

Su infancia, su vida, ocurrió cuando y donde el tango desplegó parte de su época gloriosa. Sus años de niña están surcados por recuerdos imponderables. Alicia tuvo contacto con una porción de ese cielo envidiado por tantos.

“Poetas del tango y el sentir argentino (1917-1959)” constituye un exitoso intento de plasmar algo de estos privilegios que le dio la vida. Pero también es un resultado de sus meditaciones acerca de los pasajes más importantes del tango, “ese largo poema” épico, al decir de Borges. Alicia recoge, con indiscutible criterio, ese período irrepetible de la historia del género. Antes fue el alumbramiento; después, salvo contadas excepciones, una lánguida meseta. Así invita al lector a transitar esos años a través de sus letras mejores. Su propuesta es un desafío: releer el tango, en un silencio profundo y reflexivo. Paladear sus letras, recorrer sus estrofas como la primera vez, si es que hubo una primera vez para esos versos que ya son parte de nuestro sentir más íntimo. Neutralizando el efecto que causa el tarareo de la cotidianeidad, nos propone redescubrir eso que, por estar allí, precisamente a la vista, pasa inadvertido. Como una evidencia crucial en un cuento de Poe, la belleza de las letras de tango se oculta, no ocultándose. Completa la escena con una sintética reseña biográfica de los protagonistas.

Alicia nació en Buenos Aires, y se graduó como licenciada en Filosofía en la Universidad del Salvador -institución en la que dictó clases durante décadas-. Por circunstancias de la vida se radicó en Mendoza, donde desplegó una seria tarea de difusión de la cultura del tango. Ocupó la primera presidencia de la Academia Mendocina del Tango correspondiente a la Academia Nacional – presidida por Horacio Ferrer-. Más tarde creó la Fundación Contursi en cuya presidencia se desempeña actualmente. De este modo contribuye enormemente al cultivo de las artes de este maravilloso género. En 1998 emprendió un programa de radio destinado a la misma causa. “Mi intención era de neta divulgación de lo que palpitaba en mi corazón y corría por mis venas”, cuenta en su libro.

Con prólogo de Rafael Flores Montenegro y editado en Mendoza, “Poetas del tango y el sentir argentino” repasa los nombres de los grandes que  caminaron la noche de Buenos Aires: Pascual y José María Contursi -acerca de los cuales nos cuenta preciosas anécdotas-, Homero Manzi, Enrique Santos Discépolo, Homero Expósito, Enrique Cadícamo, son algunos de los hombres ilustres que desfilan por sus páginas. Se detiene con toda justicia en la figura de los exquisitos José González Castillo y Francisco García Jiménez.

El libro fue presentado en la Subsecretaría de Cultura de la Provincia de Mendoza, en el departamento de Rivadavia y ya tiene invitación para ser presentado en la provincia de Córdoba, Buenos Aires y la vecina república de Chile.

Venciendo las dificultades con que suele encontrarse el quehacer académico de tango, principalmente en el interior del país, Alicia lanza un soplo de aire fresco sobre la sensibilidad de los mendocinos.

Presentación en Chacras de Coria

El viernes 2 de diciembre el libro “Poetas del tango y el sentir argentino (1917-1959)” de Alicia Hebe Contursi, fue presentado en nuestra Biblioteca Popular de Chacras.

Nicolás Sosa Baccarelli, Ángel Bloise y Alicia Contursi durante la presentación de libro en la Biblioteca de Chacras.

La mesa académica estuvo constituida por la autora, Alicia H. Contursi, Ángel Bloise  -miembro de la Academia Nacional del Tango, conductor de programas radiales sobre tango y renombrado conocedor del género- y Nicolás Sosa Baccarelli -vicepresidente de la Academia Mendocina del Tango, correspondiente a la Academia Nacional, y columnista de Correveidile-.

Bloise se refirió con su natural solvencia a la vida y la obra de Alfredo Le Pera, mientras que Nicolás disertó sobre la obra de Homero Expósito y su lugar en las letras argentinas. Luego, la autora nos deleitó con su exposición sobre los temas centrales de su nuevo libro, y su experiencia vital y permanente con el tango. Asimismo la velada fue enriquecida con la presencia y los aportes de Roberto Valenti -Tangos para el siglo XXI, Radio Universidad- y de Mariano Dalla Torre.

La voz de Érica Ritman y la guitarra de Javier Ledda, pusieron sentidas notas a la tardecita de viernes en Chacras de Coria.

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PEDRITO, un vecino amigo

En Chacras de Coria refieren la historia.

Cuentan que vino de Rodeo del Medio, que se dedicaba a trabajar en las fincas del lugar y que hace cinco años se instaló al final del callejón Nazar en donde sembró semillas que renacían verdes y  abundantes  de colores y que hoy vive en el altillo de la casa de la esquina,en Loria y Nazar.

El estrecho camino es testigo silencioso de su lento andar.

Se lo conoce como Pedrito, el que espera la lluvia y el que cuando ella no llega levanta las compuertas para que el agua recorra con fuerzas  las acequias e inunde los jardines en espera de los nuevos brotes.

Dicen las voces del lugar que Pedrito ya es parte del paisaje, que es   un hombre solitario, sereno , siempre afable con todos los vecinos, dispuesto a ofrecer su ayuda cuando se lo necesita.

Aún en las frías madrugadas del invierno se lo ve caminando hacia la “Las Pérgolas”, donde inicia la jornada con  algunos sueños y recuerdos.

Si al pasar por Loria nos detenemos y observamos con la paciencia de los que perciben la realidad ,lo conoceremos, estará quieto y escudriñador, sonreirá mientras pasamos a su lado y levantará su mano en cordial saludo.

Posiblemente, mientras caminamos con prisa, volveremos a encontrarlo, como todos los días, o frente a las vías del ferrocarril o recostado en el muro de la esquina, casi siempre solitario y callado, de rostro cetrino y manos gastadas.

Alreconocerlo, mientras él mira a la distancia, tal vez avancemos más lentamente, disfrutando el día, tal vez comprendamos que Chacras de Coria es un lugar para admirar, aún cuando las rutinas de cada mañana sean difíciles y agobiantes.

También cuentan que los domingos, cuando la plaza se viste de fiesta, cuando las campanas tañen sus sonidos, él prolijo y perfumado, relata que va a ver a su hijo y sino en el puente del río Sosa, acodado en la baranda, junto a su amigo Julio, es cómplice de historias que sólo ellos conocen.

Dicen y dicen en cada rincón que con Pedrito los vecinos del Callejón se sienten acompañados porque desde que lo habita  quiere a su gente. Es un vecino amigo.

María Antonieta Pellegrini

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El Chino Trejo

Cuando niños nuestra única diversión al atardecer, era salir a la vereda de la calle Pueyrredón para ver pasar algún automóvil o persona.

Nos sentábamos a la salida del callejón de nuestra casa,  en el borde del sifón que siempre traía agua de riego y escuchábamos su cantarino sonido y nos dedicábamos a saludar a quien pasara.

Buenas tardes Don Videla.

Adiós Don Guillermo.

Cómo está Ud. Doña Victoria.

Y así todas las tardes.

A  ambas orillas de la calle crecían chañares, había preciosos álamos, acacias, carolinos, eucaliptus y sauces que en la actualidad algunos vecinos inescrupulosos llegados en los últimos tiempos, hicieron cortar como si les pertenecieran.

A la altura del 2410 bajo un inmenso álamo había una tumbita que mi nona Italia Merlo decía que había sido edificada en recuerdo de la muerte del llamado Chino Trejo. Este personaje que circulaba a caballo por allá, 1920, era un moreno delgado, de labios gruesos y tupido bigote. Vestía humildemente. Sobre su cabeza llevaba un sombrero negro chato de ala ancha. Sobre sus bombachas de campo de un celeste desteñido, ajustaba su cintura con una faja de lana negra que dejaba ver sobre la camisa blanca percudida por el tiempo, un facón de empuñadura de cuero marrón muy gastada.

Llegada las siete de la tarde,  después de consumir algunos tragos en la esquina de la Virgen,  regresaba montado en su petiso criollo, a su rancho en el pedemonte.

Una tarde y al parecer después de una discusión subida de tono, montó en su cabalgadura y fue seguido sin que él lo notara y  frente al inmenso álamo, una certera puñalada por la espalda lo dejó desangrándose en el lugar. Horas más tarde la policía llegó a levantar el cuerpo sin vida del infortunado hombre. Nunca se supo quién lo hizo, y quizás nadie lo lloró.

Después de ese episodio y sin saber en qué momento, ni quién la construyó, apareció una casita en su recuerdo. Los lugareños, que no lo conocían muy bien pero como su muerte había sido turbulenta, comenzaron a dejarle ofrendas de flores o velas encendidas que acumulaban cebo junto al árbol.

Esa tumba estuvo allí enclavada durante largos años, hasta que en el 2009 apareció quemada y sólo quedaron negros carbones en el lugar.

Silvia Beatriz Garguir

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