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Mi Rey Árbol

No puedo evitarlo. Cada vez que paso por el sitio donde alguna vez se irguió majestuoso el rey de los árboles de mi barrio, camino sin poder quitarle la vista a ese resto de tronco que aun se mantiene vivo porque sus raíces siguen aferradas a la tierra.

¿Por qué mutilarlo si no le quitaba espacio a nadie ni a nada?

Pero, aún así, ¡ha rebrotado! Ahora con sus vástagos, aunque le falte parte de su tronco y no pueda lucir aquella copa de otro tiempo; amorfo y enano, sigue siendo generoso y sabio. No creo que quienes lo ignoran puedan captar lo que esta diciendo: “no te rindas, aunque te mutilen, los desidiosos no saben lo que hacen; mientras tengas una sola fibra que te permita aferrarte a la vida, haz el esfuerzo y resurge. Vale la pena, aunque sea tan solo para una persona, para un pájaro o para tu perro”.

Para mi es un ejemplo. Lo imagino profundizando sus raíces en busca de agua, con lo que queda de él en la superficie, absorbiendo los rayos de sol, haciendo el esfuerzo para vivir y a su vez continuar dando vida a través de las hojas que purifican y refrescan. Ante tal grandeza, lo que quedó de él no merece compasión.

Pienso ahora en su futuro, porque para mí sigue siendo bello, porque aún le permiten estar allí y lo siento mi compañero, el mejor ejemplo de solidaria tenacidad… estoy segura  de que hasta ha perdonado la agresión.

¿Le permitirán el tiempo y la negligencia volver a ser majestuoso rey, el regocijo para la vista de muchos?

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