Al frío de las urnas
Pasadas las elecciones y ante la expectativa de cómo se formará el nuevo gabinete para los próximos cuatro años, el profesor de la UNCuyo Walter Cueto hizo para Correveidile una lectura del proceso electoral y también de los resultados que arrojó en esta ocasión.
Por María Eva Guevara
Haciendo cola para votar
Para muchos, la percepción fue la de una votación lenta. Como quien se siente atrapado en un proceso burocrático. Para el profesor y politólogo Walter Cueto, más allá de las percepciones que cada uno pudo haber tenido sobre el proceso lectoral, lo más importante es considerar que la reforma política y electoral es aún una deuda pendiente con el electorado. Y dentro de este capítulo de estudio, habrá que pensar cuál es la forma de votar con la que el ciudadano se siente más cómodo. También es importante definir quién será la cabeza ejecutiva de la gestión administrativa, ya que si la cabeza sigue siendo un juez que está todo el año ocupándose de otras cosas, poco cabe esperar en cuanto al tiempo que requiere la conducción de estas tareas. Y es que hay que pensar en ampliar los lugares de emisión del voto, mejorar las condiciones edilicias, quizás haya que reemplazar una escuela por otra, en función del formato edilicio que es algo que puede condicionar el buen desarrollo del comicio. Además, puesto que siguen habiendo terribles desplazamientos, es evidente que nos falta actualizar los padrones en relación con el domicilio último de los votantes.
En 5’ lo definimos
El cuarto oscuro es de por sí, la instancia donde la gente, al entrar necesita tranquilidad y –vaya paradoja- “claridad”. En su opinión, Cueto sostiene: “Yo creo que la gente vota cada vez más con tranquilidad, con más soltura. Y eso lo demuestra el hecho de que no baja el porcentaje de gente asistiendo a los actos. Más allá de las cosas que se digan, creo que el ciudadano, decide ejercer su derecho y eso es una fortaleza. Sin embargo, hay que pedirle a la ciudadanía que mejore su nivel de información y además lograr que el funcionamiento del procedimiento electoral juegue a favor del ciudadano y no contra el ciudadano. Si uno miraba el cuarto oscuro en esta oportunidad, había como mínimo boletas que llevaban a la confusión, lo cual atenta contra la seriedad del proceso”.
A esto hay que agregarle la boleta por el sí o el no a la reforma de la Constitución. O sea, eran dos votaciones en una, lo cual afectó la agilidad del proceso pese a que existían dos urnas separadas. Para Cueto se impone una revisión crítica de lo que pasó, atento a las dificultades que se presentaron -hubo gente que metió la boleta en sobres confundidos y otra que metió todo en un solo sobre- y sobre todo porque estuvimos frente a un verdadero fracaso.
“Para los que sí queríamos que se reformara la Constitución, -dice Cueto- dicho fracaso debería conducirnos a reflexionar porque no basta tener buena voluntad para impulsar reformas de este tipo”. Y añade: “Este es un tema que exigía voluntad definitiva. Era dificilísima la elección y exigía mucha información sobre un tema que no es de fácil comprensión. Dio la sensación de que el gobierno no le puso las pilas a nivel comunicacional. No toda la gente sabía la historia de las reformas constitucionales de la provincia, por ejemplo, y por ende, lo que implicaba modificar ese artículo. En definitiva, para mucha gente el sí o el no pasó a ser una vez más un procedimiento burocrático. La consecuencia de esto es que seguiremos con las reelecciones indefinidas para legisladores e intendentes, este último aspecto no puede dejar de hacernos considerar que existen las malas intenciones”.
Al paso de la Nación
El tema de que la provincia no haya querido adherir a las PASO -Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias- tal como sí lo hicieron otras del país y que pasadas las elecciones, haya un cambio de criterio, nos coloca frente a una difícil cuestión. Al respecto dice Cueto: “Siempre las reformas políticas electorales están supeditadas al juego de la coyuntura, es algo independiente del signo político de quien la impulse, dado que están atrapadas en medio de intereses de la clase política”.
-Pero lo lógico es que no se produzcan esos papelones, como pasó con la adhesión a la Ley de Discapacidad, en que la iniciativa termina de definirse por un programa de televisión.
-Yo entiendo lo que le pasa a la gente con esas situaciones. Pero también entiendo lo que le pasa a la provincia que trata de vivir con sus propios recursos y entonces, frente al cálculo del gasto que le supone adherir a una ley nacional, procura que los legisladores intenten frenarlo. A su vez, el gobierno nacional no aplicó la mayor fortaleza que tiene en el manejo de los recursos federales para provocar una verdadera unificación o discusión de las normas electorales. En el caso de la reforma política y electoral creo que Mendoza podría haber dicho que no adhería, pero a cambio podría haber sometido a discusión, probar un sistema propio. Eso habría ayudado ya que el régimen electoral que tenemos viene de la década del ‘80, y no se puede decir que aquella década se asemeje a ésta en el concepto tradicional de partido político. No obstante los cambios que están a la vista, la ley sigue identificando electoralmente a los actores políticos bajo los mismos formatos.
Haber ganado
En cuanto a la lectura específicamente política del resultado electoral, Cueto apunta: “Lo más interesante surge de comparar las elecciones anteriores con la última, para refirmar que efectivamente se incrementó significativamente el voto hacia Cristina. Se trata de una cuestión incontrastable: el electorado de Mendoza sigue siendo de los que no le pone el voto definitivo a nadie, por ende, esta elección tiene que ser leída como una buena valoración que se ha hecho de la gestión de Cristina”.
En el caso de la victoria del peronismo de Mendoza, Cueto señala: “Tiene que tener claro que lo único seguro y consolidado es que Mendoza sigue siendo una provincia que tiene tres fracciones partidarias, y más allá de que con el apoyo de Cristina hayan logrado avanzar electoralmente y a nivel provincial ganar dos comunas más, todo eso, se gana y se pierde. Ahora, los resultados políticos son buenos para Cristina, y son buenos también para el peronismo mendocino en tanto y en cuanto ha podido garantizar una victoria por un período más, pero van a tener que mejorar en muchas cosas y particularmente van a tener que mostrar que tienen una visión”.
“A pesar de que en estos últimos cuatro años el peronismo ganó las elecciones, no le supo dar a la provincia una visión de hacia dónde vamos. Es claro que los otros partidos perdieron porque tampoco tienen esa visión, y entonces es como que en ese sentido todos están empatados. Ahora bien, en esta ocasión, la visión la puso la presidenta y entonces el electorado bien pudo haberse preguntado: “quién tiene más posibilidades de articular con el gobierno nacional” para luego definir “si es el peronismo, ahí ponemos el voto”. Yo espero que el gobierno considere esta posibilidad y no crea que por el sólo esfuerzo provincial fue que se ganaron las elecciones”.
Sin período de gracia
Un período post electoral contiene varias dosis de lo que se le suma a quien ha ganado por la legitimidad del voto más lo que se le resta en concepto de una legitimidad de ejercicio que precisa de un tiempo a considerar. Dice al respecto Cueto: “Hablamos de la “concesión de un período de gracia”, que es muy relativo. “Yo creo que la gente puede no otorgarlo, eso hay que tenerlo en cuenta. Por ejemplo, yo creo que Jaque se lo auto-otorgó cuando prometió la reducción de la inseguridad en la provincia, eso contribuyó a que la gente crea menos en eso de tener que otorgarle un tiempo de gracia a los nuevos gobiernos. Hay que entender además, que tratándose de un gobierno del mismo signo, no se puede evitar que Pérez sea visto como una continuidad de Jaque. De la misma manera, no tiene tiempo de gracia Cristina Fernández, quien está tomando decisiones ya, sin dudarlo, generando un movimiento que acá todavía no se puede constatar. Y eso que a nivel nacional el respaldo electoral ha sido mucho más contundente que en el caso de Mendoza”.
Que se vengan los nuevos
En cuanto a la distribución de las mayorías y minorías de la legislatura, Cueto se interesó por señalar el interés que en adelante pueda generar lo que suceda con el radicalismo. A su juicio, esa fuerza perdió pero no murió. Y va a intentar reflotar, dependiendo de quién sea su nuevo líder. “Creo que Alfredo Cornejo va a dar mucha pelea en este sentido, el resto de la dirigencia podrá seguir apareciendo en cuanto a la referencia del nombre, pero no como líderes, por efecto de la ruptura, o la transición generacional en el radicalismo, que es algo que ya comenzó”.
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