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Luján estuvo presente en el Dakar

Tercera edición

Luján estuvo presente en el Dakar

El testimonio del rescatista Guillermo Arana y la actuación de los pilotos Daniel Merlo –motos- y Alejandro Yacopini –autos- en la edición 2011 del Dakar Argentina–Chile, disputada entre el 1 y el 16 de enero pasado.

A su regreso a Mendoza y a su Luján de Cuyo tan querido, donde desde comienzos de la década del 2000 es miembro del Cuerpo de Bomberos Voluntarios -tarea que también desarrolla en el Escuadrón  Bomberos Suecia Huachiraba de Santiago de Chile– Guillermo Arana (51 años, casado, 6 hijos, dos de ellos bomberos como el padre) compartió una extensa charla con Correveidile en la que brindó detalles exclusivos de su participación, por tercera vez consecutiva, como rescatista en la reciente edición del Dakar Argentina-Chile. Singular experiencia en la que recorrió unos 12.000 kilómetros aproximadamente –2.000 más que el itinerario oficial– durante la extenuante prueba que, por 16 largos días a través de 13 etapas, profanó la intimidad del desierto, entre las dunas, la arena, el sofocante sol y los precipicios de la montaña.

Guillermo, que abrazó esta actividad con pasión y entusiasmo luego de superar un cáncer, con su espíritu solidario, responsabilidad y compañerismo de siempre, en su condición de “team leader” -líder de equipo-, se desempeñó en un grupo de 20 personas compuesto por médicos, para-médicos, enfermeros y socorristas de la Organización Especial de Desastres Código 33, a cargo de la seguridad de los pilotos franceses.

Comentó  que para desarrollar su tarea se movilizó en un vehículo “Hammer H1”, que es una ambulancia de características especiales, provista de todos los elementos de primeros auxilios -atención primaria- para resolver una urgencia médica, con la particularidad de que sus ruedas se inflan y se desinflan desde su interior, según la naturaleza del terreno. Con sus compañeros viajaban además en camionetas 4 x 4 (yeep-rangler), en su mayoría 0 kilómetro, y tenían de un modo permanente el apoyo aéreo de 5 helicópteros que por radio los alertaban sobre los distintos accidentes y su ubicación geográfica para que pudieran acudir de inmediato.

Explicó que el hospital de campaña se instalaba antes de cada etapa y constaba de 3 carpas o módulos y otra solo para la actividad de los masajistas, muy necesaria para relajar a los competidores luego del esfuerzo de muchas horas realizado.

Normalmente viajaban de noche porque de un modo permanente cambiaban de posición, con tramos de 600 a 700 kilómetros a la espera de la etapa del día siguiente, cuando ya debían tener todo preparado para las tareas de auxilio y socorro.

Según Arana, “todos constituían una verdadera familia”, donde se priorizaba el buen trato, la armonía y la excelente relación. Los pilotos, mecánicos, auxilios, socorristas y demás acompañantes se alojaban en los llamados “bivouac” –campamentos-, comían en una inmensa carpa y dormían hasta en bolsas especiales. Utilizaban baños químicos semejantes a cabinas telefónicas cerradas y un enorme camión cisterna proveía de agua a las duchas, utilizadas varias veces al día por el calor reinante.

Los accidentes

Guillermo, a pesar de su aspecto tranquilo, es una persona que vive al límite y que desafía el peligro de un modo permanente, como que en este Dakar descendió a tierra a través de una soga desde el helicóptero en que viajaba en cumplimiento de una misión.

En sus comienzos fue corredor de automovilismo y fundador de la conocida monomarca Fairland, hasta que a partir de los 90 encaró una nueva vida como Bombero Voluntario de Luján –de paso agradece el apoyo que toda la comunidad brinda a este cuerpo- y más tarde se relacionó con el Escuadrón Bomberos Suecia Huachiraba de Chile y con la Organización Especial de Desastres Código 33, a través de las cuales recibe y realiza capacitaciones en catástrofes y promueve el intercambio de bomberos entre la Argentina y Chile. Comentó, por ejemplo, que en febrero del año pasado participó de las tareas de rescate del terremoto de Chile, donde recuperaron 420 cadáveres en 19 días (Correveidile Nº 100).

Volviendo al Dakar refirió que el accidente más grave – y que acaso tuvo poca difusión en los medios –ocurrió en la ciudad de Arica cuando 5 jóvenes de entre 21 y 23 años se electrocutaron cuando instalaban un “bivouac”. Dos de ellos fallecieron en el hospital Noé de esa localidad en el Norte del vecino país y los otros tres lograron recuperarse. Además del doloroso saldo de un muerto en el episodio de Chilecito, en La Rioja, cuando el piloto Eduardo Amor atropelló con su máquina a un Rastrojero.

De este modo Guillermo Arana, orgulloso de su trabajo de bombero voluntario, se convirtió al igual que sus compañeros de ayuda y vigilia en uno de los héroes anónimos del Dakar.

Daniel Merlo y Alejandro

Yacopini dejaron el alma

Aunque no pudieron completar el recorrido final, Daniel Merlo y Alejandro Yacopini dejaron el alma mientras estuvieron en carrera. De esa manera dejaron bien alto el prestigio deportivo de Luján de Cuyo en el repetido desafío que desde 1979 convoca a los más famosos y experimentados corredores del mundo de autos, motos, camiones y cuatriciclos. Pese a sus respectivos abandonos, originados en distintos problemas mecánicos, ambos reconocieron a su regreso a la provincia que han sumado una valiosa experiencia para el futuro. Por lo que se descuenta, como han señalado, que estarán presentes en la edición 2012 que se cree llevará a la dura competencia por primera vez a suelo peruano, además del habitual recorrido por los caminos más inhóspitos de la Argentina y Chile.

Daniel intervino con el Nº 172 y una potente y muy bien preparada máquina JVO en la competencia de motos. Formó parte de la llamada “Legión Mendocina”, integrada por Lucas Lambertucci, Eduardo Pulenta (hijo) y Gonzalo Peñalva, los tres con Yamaha. Además del palmirense Robertino Patti, con la misma marca y Marcelo Sánchez, con una Kawasaki. También el popular Colorado Sebastián Halpern, que con su brillante actuación y su histórico segundo puesto en cuatriciclos detrás del ganador Alejandro Patronelli, se ganó la admiración y el respeto de todos los mendocinos.

Por su parte Alejandro, que en su Toyota llevó como copiloto a Marco Sconiparo, participó en la categoría de los autos, como miembro de la escudería Chiara Rally Team propiedad de su primo el Chino Adrián Yacopini.  En esta especialidad también tomaron parte Orlando Terranova-Filipe Palmeiro, con BMW; Edgardo Dris-Bernardo Graeuy Gabriel Piñón-Javier Dobalo, ambos con Volkswagen y Lucio Alvarez-Antonio Velarde y Alejandro Sargo-Gabriel Vitar, ambos con Subarú.

Tanto Merlo como Yacopini tuvieron palabras de reconocimiento para sus acompañantes, auxilios y mecánicos por el esfuerzo realizado. Como así también para el público en general por las muestras de cariño, apoyo y aliento recibido, mucho más significativo por el hecho de que la carrera esta vez no pasó por Mendoza.

Merlo: “Lo viví a pleno”

Primer Dakar del joven de Luján Daniel Merlo -30 años, soltero- quien íntimamente sabía de la importancia de enfrentar a corredores de la trayectoria y jerarquía del francés Cyril Despres – tres veces ganador en motos – y del español Marc Coma, campeón de la edición 2011.

A su regreso Merlo nos comentó: “Realmente lo viví a pleno. Di todo y puse todo, dejé el alma. Compartí y aprendí muchas cosas durante estos días y sinceramente me gustaría tener revancha el próximo año. Falta mucho tiempo todavía, pero si hacemos lo mismo y nos preparamos con la misma seriedad y responsabilidad me animo nuevamente”. Relató además: “pese a mi abandono quedé muy conforme, llegué a completar 6.300 kilómetros, bastante más que la mitad del recorrido y en un parcial figuré en el puesto 85 sobre un total de 186 participantes. Debí abandonar en el octavo tramo, en la etapa entre Arica y Antofagasta en territorio chileno, una zona con muchas dunas, oscilaciones y terrenos desiguales, a raíz de problemas mecánicos que no pude reparar. Resultó una experiencia increíble, un desafío muy duro y exigente, por lo que quiero regresar a dar pelea”.

Por José Félix Suárez

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