He aquí unas bellas palabras de un marido enamorado a su mujer, después de años de convivencia e hijos criados. Lo que comprueba que todo es posible…
Ya te conocía
Yo ya te conocía,
aunque no lo creas
Aunque parezca mentira
aunque suene al decir alucinado
de una mente que delira.
Yo ya te conocía
tú imagen estaba adentro mío
tu sonrisa era mía,
tenías una existencia
antes de que tú existencia
pasara por mi vida.
Yo, ya te conocía
aún sin haberte visto,
sin saber de vos,
sabía de tus formas,
de tus luces y tus sombras
de tú relación con mí amor.
Estabas resumida
eras mi imagen de mujer
construida no se desde cuando
ni desde donde
con que semejanzas
no sé, con qué moldes.
Yo, ya te conocía
pero, hoy que te conozco…
te remontas hasta antes de tus orígenes
te prolongas más allá de los límites
superas tu propia geografía
excedes en todo,
a aquella mujer que ya era mía.
Hoy que te conozco,
que te veo,
te vivo, te consumo,
te río, te lloro,
compruebo que
a esa imagen de mujer
la superas en todo.
Me obligas a crecer,
a brindarme por completo
y es la única forma
de vivir, toda la mujer,
aquella que sos
y la que habita en mi adentro.
De Pancho Olivares para Susana