La iniciativa fue presentada por la concejal Sofía Knoll de Isuani con la idea de poder acceder a las distintas  problemáticas de los vecinos desde el planteo de los mismos protagonistas.

A su vez, con este mecanismo, los vecinos –en forma individual u organizados en asociaciones- tienen la posibilidad de ejercer su derecho a peticionar y exponer libremente sus ideas y opiniones frente al cuerpo deliberativo y al público que asiste a las sesiones. Según la ordenanza, por sesión sólo podrán asistir dos vecinos, ya sea en representación propia o de asociaciones o uniones vecinales, con un máximo  de tiempo para exponer de quince minutos cada uno. Cabe destacar que según lo estipulado, los concejales deben dar una respuesta  a los vecinos participantes. Si no es en forma inmediata, será luego de ocuparse del tema, debiendo informar sobre lo actuado.

Para hacer uso de la Banca Vecinal se debe solicitar por escrito, consignando temas y datos del solicitante, en la presidencia del Concejo, desde donde posteriormente se comunicarán para hacer saber la fecha de la exposición. Según lo expuesto por Knoll, la medida debería implementarse a partir del mes de abril.

Destacados

Concejo itinerante

Otra acertada propuesta de la concejal Knoll de Isuani es la de llevar el Concejo una vez por mes a sesionar a un distrito diferente. De esta manera los ediles estarían más cerca de la gente y de la realidad  de cada zona, con la intención de colaborar en la solución y/o tratamiento de los problemas.

Un largo camino

Según el alcance de la participación se puede distinguir entre:

• la participación como consulta: se pide a la gente que exprese sus puntos de vista pero lo responsables actúan según su propio criterio.
• como delegación: un grupo amplio delega su derecho de participar en otro más pequeño.
• como influencia: presionando o condicionando la toma de decisiones.
• como control: haciendo un seguimiento de la decisión ejecutada.
• como intervención en las decisiones: tomando parte en la toma de decisiones.

Sólo en este último caso existe una auténtica participación, ya que las personas intervienen directamente en las cuestiones que las afectan –ya sea como individuos, grupos o asociaciones- y no son solamente consideradas como destinatarias de las decisiones tomadas desde arriba.

La Banca del Vecino es un paso adelante en el camino de la institucionalización de la participación –concepto tan desvalorizado por nuestras autoridades-, pero todavía falta recorrer un buen trecho hasta llegar al último punto, el ideal./A.S.